miércoles, julio 12, 2006

LA COMPASIÓN

Los tiempos modernos y la antigüedad concuerdan en un punto: ambos consideran la compasión como algo totalmente natural, tan ineludible para el hombre como por ejemplo el miedo. Y es aun más sorprendente en tanto que la antigüedad adoptó una posición en total desacuerdo con la gran estima por la compasión en los tiempos modernos. Al reconocer tan claramente la naturaleza afectiva de la compasión, que puede vencernos al igual que el temor sin que podamos evitarlo, los antiguos consideraban que la persona más compasiva no tenía más derecho a ser llamada mejor que la más temerosa. Ambas emociones, al ser puramente pasivas, hacen imposible la acción (...) Estamos más sorprendidos cuando oímos (de Cicerón en las Tusculanae Disputationes) que los estoicos consideraban la compasión y la envidia bajo los mismos términos: "Pues el hombre que se apena por la desgracia de otro también se apena por la prosperidad de otro". El mismo Cicerón se acerca bastante al nudo de la cuestión cuando pregunta: "¿Por qué sentir pena en lugar de ayudar si se puede?" En otras palabras, ¿los seres humanos deben ser tan viles que son incapaces de actuar humanamente a menos que sean acicateados y por lo tanto obligados por su propio dolor cuando ven sufrir a los demás?.

HANNAH ARENDT, Hombres en tiempo de oscuridad. Ed. Gedisa, 1990.