miércoles, agosto 30, 2006

LA SITUACIÓN TERAPÉUTICA

Las investigaciones fructíferas más recientes ponen de relieve algo: casi todos los tipos de tratamiento psicoterapéutico practicados medio en serio y de modo persistente revelan en mayor o menor medida las mismas cuotas de éxito y fracaso. De ahí que se pueda extraer la conclusión de que los métodos y sus fundamentos no tienen más que un significado secundario. El factor activo y agente de la curación radica probablemente en la situación terapéutica como tal, por tanto en lo que produce efectos positivos para la mayoría de los hombres cuando ellos, tras un período de autodescuido y privaciones psíquicas, pueden conversar durante cierto espacio de tiempo acerca de sí mismos con una persona que los toma en serio de una manera seria. Todo lo restante es algo accesorio y superestructural, lo que cuenta es la situación básica de diálogo: en medio de un clima en el que reina la atención afectiva con un interlocutor impertérritamente constructivo, pueden alcanzar expresión algunas perturbaciones. Es en ese momento en el que todo marcha bien, cuando se hacen experiencias que permiten ocupar de manera positiva el espacio del otro. En el marco de la polemología esto mismo se denomina "proceso de paz". A la vista de este acontecimiento básico, resulta casi indiferente saber qué tipo de profesionalización desarrolla la parte terapéutica para justificar la situación terapéutica. Aquí nos las tenemos que ver con grandes variantes y también con ejercicios preliminares de alto valor histórico. A este respecto, en Esferas I he llamado la atención sobre esta antigua historia de las técnicas de cercanía en los albores de la sociedad burguesa. Ya en el siglo XVIII se necesitaban pretextos científicos para que los hombres quisieran reanimarse e impresionarse "magnéticamente". El sistema de distanciamiento del yo, consolidado en las sociedades del siglo XIX, requiere para tal fin una fundamentación de situaciones de cercanía, y vale como la mejor justificación del objetivo terapéutico, codificado científica y médicamente, hasta el momento actual.

PETER SLOTERDIJK-HANS HEINRICHS, El sol y la muerte. Ed. Siruela, 2004.

lunes, agosto 28, 2006

EL INGENIERO BALDER

Sin duda la consagración supone un objeto elevado (el arte, la patria, la ciencia, etc), pero como inevitablemente el ordenamiento de esta consagración se produce, en la sociedad dada, por medio de individualidades y particularidades (determinada empresa académica o comercial, determinado grupo gobernante, determinado cuerpo profesoral, etc) que se imponen a su vez como los intermediarios ya ordenables y ordenados, resulta de aquí una determinación externa que en principio no es ajena. Y si no percibimos la necesidad de adaptarnos a ella, o, lo que es lo mismo, si percibimos la superfluidad de esa adaptación, buscaremos posiblemente la autodeterminación en el consagrarnos, en cada caso, a una singularidad como tal, en la que la importancia radique en el encanto que emana de ella, esto es, en una mujer. Y, en efecto, nada ni nadie prescriben que Balder viva para y muera por Irene Loayza; sólo sería su decisión; es él mismo, su vida, su tiempo... los que se dedican a Irene. Pero como, a la vez, la muerte por ella no sería un provecho para esta singularidad que es sólo una singularidad, fundamentalmente habrá que vivir para y por ella, y asegurar los medios de mantener la vida, la propia y la de ella. Así, pues, el sentido de esta abnegada y eficaz destinación a Irene exige la lubricidad y la perversión porque todo en Irene ha de ser siempre gozable y porque toda generalidad ha de hacerse singularidad gozosa al ser singularizada por Irene; de este modo, la experiencia primera de "el encanto de mirar comer a Irene" requerirá que haya de ser también encantamiento y prodigio oír orinar a Irene o atesorar sus secreciones y menstruos. Y sólo la obligación de ganarse burguesamente la vida puede ser un límite para que este enamoramiento ardoroso no degenere en chochera erótica. Extraña liberación de la coerción externa, pues implica la sumersión simultánea en un cuerpo ajeno y en el propio; pero logro, también de cierta autonomía a través de una mujer puesta en cada caso como absoluta y amorosamente deseable contra la relatividad y la heteronomía de la sociedad utilitaria.

CARLOS CORREAS, Arlt literato. Ed. Atuel, 1996.

sábado, agosto 26, 2006

PODER INQUISITIVO Y VENGANZA

(...) es dable rescatar el valor de la famosa frase la ciencia no piensa , al menos en el sentido de que sin ética que limite su enemistad con todos los obstáculos al poder, la ciencia camina hacia el Holocausto, lo que equivale a decir que el poder del dominus sin ética, marcha al genocidio y al ecocidio por el camino de la inquisitio.
Esta fue, sin duda, la mayor revolución protagonizada por la inquisición con el reemplazo de la disputatio (establecimiento de la verdad por lucha) por la inquisitio (establecimiento de la verdad por interrogación). Desde esta perspectiva puede afirmarse que la Edad Media no ha terminado y está lejos de terminar. Dependerá de la capacidad humana de transformación del conocimiento, que la inquisitio sea reemplazada algún día por el dialogus, en que el saber no sea ya de dominus sino de frater. Pero la mera perspectiva de este posible cambio civilizatorio muestra la formidable medida en que el problema trasciende el campo de lo penal para convertirse en una cuestión central de la cultura universal. Pretender ignorar esta dimensión y resolver la cuestión como un puro problema de política criminal que es posible liquidar en pocas páginas es una ingenuidad insostenible, o bien, una limitación de conocimiento inadmisible por su altísimo nivel de aislamiento respecto de los otros saberes.
De lo dicho resulta claramente que la enemistad no es sólo –ni mucho menos- una cuestión del poder represivo, sino un condicionamiento cultural del modo de saber inquisitorial, que es propio de la civilización que nació con el poder punitivo y se planetarizó en un proceso creciente a partir de la revolución mercantil y los genocidios colonizadores.
Este saber inquisitorial de dominus se acumula como saber señorial tecnológico en una recta de pretendido progreso lineal e infinito, que condiciona la idea del tiempo que tiene la civilización planetaria: el tiempo lineal. La concepción lineal del tiempo está íntimamente vinculada a la venganza, al punto que de ella depende: la venganza es siempre venganza contra el tiempo, dado que no es posible, en una concepción lineal, hacer que lo que ha sido no haya sido. La venganza es contra lo que fue y ya no puede ser de otro modo ni volver a ser. El humano está preso del tiempo y de su “fue”. La venganza es una necesidad de la concepción lineal del tiempo.

EUGENIO ZAFFARONI, El enemigo en el derecho penal. Fundación para la Capacitación e Investigación Social, 2006.

viernes, agosto 25, 2006

DIÓGENES EN EL MERCADO

La opinión pública del ágora ateniense fue electrizada por la ofensiva quínica. Aunque Diógenes no aceptó realmente ningún discípulo, su impulso doctrinal, si bien de una manera subliminal, se convirtió en uno de los más fuertes de la historia del espíritu. Cuando Diógenes orina y se masturba en la plaza del mercado, hace ambas cosas en una situación modelo, dado que lo hace públicamente. Publicar algo significa la unidad fáctica de mostrar y generalizar. De esta manera, el filósofo concede al pequeño hombre del mercado los mismos derechos a una experiencia desvergonzada de lo corporal, que hace bien en oponerse a cualquier discriminación. La moralidad puede ser incluso buena, pero la naturalidad también lo es. No otra cosa es lo que proclama el escándalo quínico. Dado que la doctrina explica la vida, el quínico tuvo que llevar al mercado la sensualidad reprimida. Mirad qué bien se lo pasa con su miembro este hombre sabio, ante el que Alejandro Magno se quedaba lleno de admiración. Y defecar lo hace él a la vista de todos. Consiguientemente no puede ser tan malo. Y con ello comienza una risa filosóficamente rica en contenido de verdad, risa de la que habrá que acordarse de nuevo, ya que hoy día todo tiende a que a uno se le acabe la risa. Las filosofías posteriores -por supuesto, las cristianas y las no cristianas incluso más- desintegran paso a paso la regla de la corporización (...) El que la destrucción del principio corporización, sea una obra de esquizofrenias cristiano-burguesas y capitalistas, no necesita ulterior explicación. El principio de la corporización no puede ser portado -por razones de constitución cultural- por los intelectuales modernos (...) El filósofo moderno, mientras siga reivindicando este nombre, se convertirá en un animal cerebral esquizoide... incluso cuando vuelva su atención teóricamente a la negatividad, a lo excluido, a lo humillado y a lo vencido.

PETER SLOTERDIJK, Crítica de la razón cínica. Ed. Taurus, 1989.

jueves, agosto 24, 2006

SER AMADO

En todo imperialismo del sentimiento, hay un no sé qué de inautenticidad. Es un intento de librarse de la soledad. Pero entiéndase bien lo que esto quiere decir. Me llama poderosamente la atención esta mañana la exigencia universal de querer "ser amado". No es tan evidente a primera vista que haya que desear ser querido cuando se quiere a otra persona (...) si el hombre es un lleno existencial, debería querer poseer el objeto que ama, tenerlo a su entera disposición día y noche, percibir su dependencia completa en sus miradas serviles y en sus sonrisas. ¿Para qué necesita ir más lejos? Pues bien, semejante dependencia es más frecuente de lo que parece, y es sabido que está muy lejos de dar satisfacción; no hace más que acrecentar la avidez de esa búsqueda, que, más allá de la sumisión absoluta, persigue la conciencia libre cuyo amor se desea. Comprendo fácilmente que para el propietario el amor del ser vivo que es propiedad suya simplifica mucho las cosas. Sin embargo, veo también que a quien quiere el poder absoluto no le importa el amor en absoluto: se contenta con el miedo. Los monarcas absolutos y los dictadores nunca han buscado la estimación de sus súbditos, a no ser por política -y si encontraban un medio más económico de someterlos, inmediatamente lo utilizaban. Pero ocurre que un sometimiento total del ser amado llega a extinguir el amor del que ama. Siempre es a la vez confortante y enojoso ser amado más de lo que uno ama. Estas verdades de sentido común muestran suficientemente que el amante no sueña con el sometimiento completo del amado. No aspira a convertirse en objeto de una pasión desbordante y mecánica. Lo que quiere tiene algo de malabarismo, es un equilibrio inestable entre la pasión y la libertad. Quiere ante todo que la libertad se determine a sí misma a convertirse en amor, y no sólo al comienzo de la aventura, sino a cada instante. Nada es más valioso para el amante que la autonomía del amor en el ser amado.

JEAN-PAUL SARTRE, Cuadernos de guerra (1939-40). Ed. Edhasa, 1987.

martes, agosto 22, 2006

EL INDIVIDUALISMO

Nietzsche es un diseñador de tendencias. La tendencia que él encarnó y dio forma no es otra que la corriente individualista, que desde las revoluciones industriales y sus proyecciones culturales en el Romanticismo penetró irresistiblemente en su día en la sociedad civil y desde entonces no ha cesado de penetrarla. Hablamos aquí de individualismo no en el sentido de una corriente fortuita o meramente contingente dentro del ámbito de la historia de las mentalidades, sino más bien de un corte antropológico a la luz del cual sólo puede nacer un tipo humano inmerso en los medios de comunicación y de descarga suficientes como para individualizarse frente a sus "condicionamientos sociales". En el individualismo se pone de manifiesto la tercera insularización poshistórica del "hombre" (después de que la primera, la prehistórica, hubiera conducido a su emancipación de la Naturaleza y de que la segunda desembocara en el "dominio del hombre por el hombre"). De hecho, el individualismo no cesa de establecer alianzas inestables y cambiantes con todo lo que conforma el mundo moderno: con el progreso y la reacción, con los programas políticos de la izquierda y la derecha, con las motivaciones y principios nacionales y transnacionales, con proyectos masculinos, femeninos e infantiles, con sensibilidades tecnocráticas o tecnofóbicas, con morales ascéticas o hedonistas, con teorías y conceptos artísticos vanguardistas o conservadores, con terapias analíticas o catárticas, con estilos de vida deportivos o sedentarios, con tendencias activas a la producción o contrarias al desarrollo económico desenfrenado, con la fe en el éxito y con la incredulidad ante él, con formas de vida todavía cristianas o ya no cristianas, con ampliaciones ecuménicas o clausuras localistas, con éticas humanistas o poshumanistas, con ese Yo que ha de acompañar a todas mis representaciones o con esa identidad disuelta que sólo existe ya como sala de espejos de sus propias máscaras. El individualismo tiene la capacidad de trabar vínculos con todo tipo de posiciones, y Nietzsche es su diseñador, su profeta.

PETER SLOTERDIJK, Sobre la mejora de Buena Nueva. Ed. Siruela, 2005.

lunes, agosto 21, 2006

EL OCULTISMO

Precisamente porque la vida humana se ha transformado aquí en destino ya fijado pero todavía no experimentado como tal por nosotros, por esto produce esas "explicaciones" que son la astrología, la nigromancia, la teosofía, etc. Porque aquí vivimos nuestra desesperanza sobre un fondo de constante inquietud e incertidumbre cósmicas, por esto la vida humana se empobrece al punto de no propender sino a la seguridad y al sentimiento de la seguridad, al sentir que se ha de poder seguir contando con lo que ya se tiene; y así prevalece la idea de destino, uno para cada uno, destino de grandeza o de pequeñez, de fracaso o de gloria, de vida sin sentido propio o de conquista de sí mismo (...) Esa situación primordial es lo que llamamos el sistema de la miseria, y es dentro de este sistema donde se expande el ocultismo: teosofía, astrología, espiritismo, no sólo arrancan de la miseria, sino que permanecen dentro de ella, se cultivan y se propagan miserablemente en la medida en que en su cauce la vida humana se impregna de la pobreza del aislamiento respecto de los demás hombres y de la pobreza del ocultamiento de los procedimientos por los que se han de poner en juego fuerzas y poderes ocultos sobre otros hombres. El ocultismo es una "estrategia de poder" y toda estrategia de predominio sobre el prójimo exige el ocultismo como encubrimiento de las investigaciones y operaciones sobre las fuerzas por cuyo medio se ha de realizar el sojuzgamiento. Por consiguiente, el ocultismo pulsa en la política, en la diplomacia, en lo jurídico, en la etiqueta, en las denominadas "relaciones exteriores", en la publicidad...

CARLOS CORREAS, Arlt literato. Ed. Atuel, 1996.

domingo, agosto 20, 2006

LEOPOLDO LUGONES

Hay un aspecto de Lugones que ha sido deliberadamente descuidado por sus exégetas: sus relaciones delirantes con la ciencia y sus manías de sabio apócrifo y marginal. Hombre de cultura vasta y pintoresca, Lugones es un buen ejemplo del erudito esotérico, lector de diccionarios y de manuales de divulgación científica, siempre interesado por los bordes excéntricos del conocimiento. A lo largo de una vida signada por la inconstancia y la práctica decidida de la inestabilidad ideológica, se mantuvo, por ejemplo, invariable su fidelidad al espiritismo y a las ciencias ocultas. Hacia 1900 era secretario general de la Rama Luz de la sociedad teosófica argentina, filial de la secta científica fundada por la vidente Helena Petrovna Blavatsky, y hasta su muerte fue un iniciado en el saber maldito. Este costado arltiano de Lugones que lo conecta con el astrólogo de Los siete locos define más de un aspecto de su obra (...) En los relatos de Lugones es difícil establecer con claridad los límites: la narrativa policial, la especulación filosófica, los delirios teóricos y la ficción científica se combinan para crear una suerte de híbrido (...) La fascinación por las hipótesis y las fórmulas, por los laboratorios y las máquinas, por los experimentadores alucinados, los inventores delirantes y los herméticos filósofos barriales, la atracción psiquiátrica y un poco lombrosiana por los marginales, los casos extremos y la locura social, permiten ligar entre sí a escritores tan diferentes como Arlt, Lugones, Macedonio, Marechal o Laiseca. ¿Se podría hablar en esos casos de cierta ficción paranoica que construye sus tramas poniendo en juego siempre relaciones de poder y de guerra, que trabaja con máquinas infernales, con teorías esotéricas y delirios filosóficos? En los cuentos de Lugones esos elementos están, de hecho, siempre presentes: miniaturas alucinadas de la verdad encierran los sueños más intensos de ese caballero argentino que creía en el poder de las fuerzas extrañas, tenía relaciones clandestinas con una maestra y se suicidó en un recreo del Tigre una noche de febrero de 1938.

RICARDO PIGLIA, La Argentina en pedazos. Ediciones de La Urraca, 1993.

sábado, agosto 19, 2006

EL MUSEO

El museo moderno es capaz de introducir una nueva diferencia entre las cosas. Esta diferencia es nueva porque no representa ninguna de las diferencias visuales ya existentes. La elección de los objetos para la musealización únicamente es interesante y relevante para nosotros si no únicamente reconoce y reafirma las diferencias existentes, sino que se presenta a sí misma como infundada, inexplicable e ilegítima. Para un espectador, esta elección abre una visión sobre la infinidad del mundo. Y más que esto: mediante la introducción de esta nueva diferencia, el museo cambia la atención del espectador de la forma visual de las cosas a su soporte material escondido y a su esperanza de vida. Lo Nuevo funciona aquí no como una re-presentación de lo Otro o como un paso adelante hacia una progresiva clarificación de lo obscuro, sino más bien como un nuevo recordatorio de que lo oculto permanece oculto, de que la diferencia entre lo real y lo simulado permanece ambigua, de que la longevidad de las cosas es insalvable. O, diciéndolo de otro modo, el museo nos da la posibilidad de introducir lo sublime dentro de lo banal. En la Biblia podemos encontrar la famosa intervención de que no hay nada nuevo bajo el sol. Evidentemente, esto es cierto, sin embargo, en el museo no hay ningún sol. Esta es probablemente la razón por la que el museo siempre ha sido -y aún es- el único lugar para una posible innovación.

BORIS GROYS, Sobre lo nuevo. FUOC, 2002.

viernes, agosto 18, 2006

LEVIATÁN

En el fondo, lejos de ser el teórico de las relaciones entre la guerra y el poder político, es como si Hobbes quisiera eliminar la guerra en tanto realidad histórica, es como si quisiera eliminarla de la génesis de la soberanía. Hay en Leviatán todo un frente del discurso que consiste en decir: poco importa, a fin de cuentas, haber perdido o no; poco importa haber sido derrotados o no, puesto que en todos los casos es siempre el mismo mecanismo el que funciona para todos los derrotados, mecanismo que se encuentra en el estado de naturaleza, en la constitución del estado e incluso en la relación más tierna y natural que existe, vale decir en la que se da entre los padres y sus niños. Hobbes transforma la guerra, el evento bélico, la relación de fuerza que se ha manifestado efectivamente en la batalla, en algo diferente para la constitución de la soberanía. La constitución de la soberanía ignora la guerra. Y en todos los casos, haya o no guerra, la soberanía se realiza siempre del mismo modo. El discurso de Hobbes es en el fondo un no a la guerra: no es la guerra la que crea efectivamente los estados (...) He aquí entonces el problema: dado que en las anteriores teorías jurídicas del poder la guerra nunca había desempeñado la función que Hobbes le niega obstinadamente, ¿contra quién o contra qué se dirige entonces esta eliminación de la guerra? (...) En síntesis, lo que Hobbes quiere eliminar es la conquista, o mejor, la utilización del discurso de la conquista en el discurso histórico y en la práctica política. El adversario invisible del Leviatán es la conquista. Hobbes sabía bien para qué servía el enorme fantoche artificial que tanto hizo estremecer a los bienpensantes del derecho y de la filosofía, el monstruo estatal (...) Por eso los filósofos, que tanto lo han denostado, en el fondo lo aman, y su cinismo ha hechizado hasta a los timoratos.

MICHEL FOUCAULT, Genealogía del racismo. Ed. Altamira, 1992.

jueves, agosto 17, 2006

CAOS: ÁREAS MUERTAS

El caos es útil. Nos ayuda a comprender complicados fenómenos, tales como epidemias o irregularidades del ritmo cardíaco. Más aún: podemos valernos del caos para alcanzar nuestros propósitos. Veamos ejemplos (...) En muchos procesos industriales es necesario mezclar distintos ingredientes de forma perfectamente uniforme. Sin embargo, no conviene que la maquinaria tenga que ser increíblemente complicada y "aleatoria": se desea algo bonito y simple que los ingenieros puedan manejar en perfectas condiciones con facilidad. En otras palabras, queremos un sencillo sistema predeterminado que dé lugar a un comportamiento aleatorio. Las máquinas mezcladoras son, en la práctica y por definición, generadores de caos. Pensemos, por ejemplo, en una batidora. Un engranaje de dos paletas gira a velocidad constante y, como consecuencia, el huevo se reparte por todas partes. Un proceso predeterminado produce un resultado caótico. El caos ha motivado una nueva profundización en el estudio matemático de las mezclas. En concreto, resulta que muchos aparatos sencillos de mezclado tienden a dejar "áreas muertas" que no están bien mezcladas. La razón de esto es que los materiales que se mezclan son (más o menos) incomprimibles y su dinámica es bastante especial: se trata de un ejemplo de lo que se denomina sistema hamiltoniano. La dinámica del sistema solar es hamiltoniana (...) El caos hamiltoniano tiene un estilo muy especial. El flujo uniformemente caótico es difícil de conseguir en los sistemas hamiltonianos: una de sus características fundamentales es la tendencia a que aparezcan "islas de estabilidad", aunque éstas estén rodeadas de un mar de caos. Estas islas constituyen las "áreas muertas" de una mezcla deficiente.

IAN STEWART, De aquí al infinito. Ed. Crítica, 1998.

miércoles, agosto 16, 2006

SER ABSOLUTAMENTE MODERNO

Sí, la nueva hora es, por lo menos, muy severa. Porque puedo decir que obtuve la victoria: el rechinar de dientes, los silbidos de fuego, los suspiros pestilentes, se moderan. Se borran todos los recuerdos inmundos. Mis últimos pesares se desvanecen -celos por los mendigos, los bandoleros, los amigos de la muerte, los retrasados de toda especie. -Condenados, ¡si yo me vengara! Es preciso ser absolutamente moderno. Nada de cánticos: conservar lo adelantado. ¡Dura noche! ¡La sangre seca humea sobre mi rostro y nada tengo por detrás salvo ese arbolito horrible!... El combate espiritual es tan brutal como la batalla entre hombres; pero contemplar la justicia sólo es placer de Dios (...) Es una buena ventaja poder reírme de los viejos amores engañosos y cubrir de vergüenza a esas parejas mentirosas -he visto allá el infierno de las mujeres; -y podré poseer la verdad en un alma y un cuerpo.

ARTHUR RIMBAUD, Una temporada en el infierno. Ed. Marymar, 1978.

martes, agosto 15, 2006

BERTOLT BRECHT

"¡Ser bueno! Sí, ¿quién no lo querría? Donar las posesiones a los pobres, ¿por qué no? Cuando todos son buenos Su reino no está lejos. ¿Quién no se sentaría con placer bajo Su luz?" (La ópera de tres peniques)
El leimotiv era la feroz tentación de ser bueno en un mundo y bajo circunstancias que hacen de la bondad algo imposible y contraproducente. El dramático conflicto en las obras de Brecht es casi siempre el mismo: aquellos que, obligados por la compasión, intentan cambiar el mundo no pueden permitirse ser buenos. Brecht descubrió por instinto aquello que los historiadores de la revolución no pudieron ver: es decir, que los revolucionarios modernos desde Robespierre hasta Lenin estaban impulsados por la pasión de la compasión: le zèle compatissant de Robespierre, que seguía siendo lo suficientemente inocente como para admitir abiertamente esta poderosa atracción hacia "les hommes faibles" y "les maheureux". "Los clásicos", Marx, Engels y Lenin, en el lenguaje codificado de Brecht, "eran los hombres más compasivos de todos" y aquello que los distinguía de la "gente ignorante" era que ellos sabían cómo "transformar" la emoción de la compasión en la emoción de la ira. Sabían que "la piedad es lo que no se les niega a aquellos a quienes se les rechaza ayuda". De aquí que Brecht se convenciera, casi sin darse cuenta, de la sabiduría del precepto de Maquiavelo para los príncipes y los hombres de Estado, que deben aprender "cómo no ser buenos" y comparte con Maquiavelo la sofisticada y al parecer ambigua actitud con respecto a la bondad que ha estado abierta a tantos malentendidos, tanto en su caso como en el de su predecesor (...) Apenas se había unido a los comunistas cuando descubrió que para cambiar el mundo malo y convertirlo en uno bueno no bastaba con "no ser bueno" sino que había que convertirse en malo, y que para poder exterminar la maldad había que estar dispuesto a hacer cualquier cosa vil. Pues: "¿Quién eres? Húndete en la mugre, soborna al carnicero, pero cambia el mundo, el mundo necesita un cambio."

HANNA ARENDT, Hombres en tiempos de oscuridad. Ed. Gedisa, 1990.

lunes, agosto 14, 2006

DULCE MENSAJERO

Este dulce mensajero murió como vivió, como enseñó; no para redimir a los hombres, sino para mostrar cómo se debe vivir. Lo que dejó como legado a la humanidad es una práctica: su actitud frente a los jueces, esbirros, acusadores y cualquier clase de calumnia y de escarnio, su actitud en la cruz. No resiste, no defiende su derecho, no da un paso para alejar de sí la ruda suerte, antes por el contrario, la provoca... Y ruega, sufre, ama con aquello, en aquellos que hacen el mal... No defenderse, no indignarse, no atribuir responsabilidad... Pero igualmente no resistir el mal, amarlo...

FRIEDRICH NIETZSCHE, El Anticristo. Ed. Siglo veinte, 1988.

domingo, agosto 13, 2006

CON PICASSO EN PARÍS (22-7-1942)

Por la tarde en el estudio de Picasso (...) Aparte de una pequeña vivienda y de unos trasteros, la casa consta de dos amplias estancias que son como graneros; al parecer utiliza la de abajo para sus trabajos de escultura y la de arriba para pintar (...) Primero estuvimos viendo abajo viejos papeles y luego subimos al piso de arriba. Entre los cuadros que allí había me han gustado sobre todo dos sencillos retratos de mujer y luego, de modo especial, una playa; cuanto más se la contemplaba, más parecía florecer con tonos rojos y amarillos (...) Otras obras, como una serie de cabezas asimétricas, me han parecido monstruosas. Sin embargo, cuando a un talento tan extraordinario como el de Picasso se lo ve dedicarse a tales asuntos años y decenios, es preciso concederle la correspondencia objetiva, aun cuando escape a nuestra percepción. En el fondo se trata de cosas no vistas todavía, no nacidas todavía, y de experimentos de naturaleza alquímica (...) La imagen del ser humano es pre-vista mágicamente y son pocos los que sospechan la terrible profundidad de la decisión tomada por el pintor. Sobre el influjo ejercido por sus obras: -Mis cuadros causarían el mismo efecto si, una vez acabados, los envolviese y sellase, sin mostrarlos. Se trata de manifestaciones de índole directa. Sobre la guerra: -Nosotros dos, aquí sentados, negociaríamos la paz esta misma tarde. Al atardecer la gente podría encender las luces.

ERNST JÜNGER, Radiaciones I. Ed. Tusquets, 2005.

sábado, agosto 12, 2006

LOS AYUDANTES

La idea de que el Reino esté presente en el tiempo profano en formas bizcas y torcidas, que los elementos del estado final se escondan precisamente en aquello que hoy aparece como infame y digno de burla, que la vergüenza, en suma, tenga secretamente algo que ver con la gloria, es un profundo tema mesiánico. Todo aquello que ahora nos aparece como canallesco e inepto es la prenda que deberemos rescatar en el último día, y quien nos guiará hacia la salvación será precisamente el compañero que se ha perdido por el camino. Es su rostro el que reconoceremos en el ángel que hace sonar la trompeta o en aquel que, distraído, deja caer de su mano el libro de la vida. La gota de luz que aflora en nuestros defectos y en nuestras pequeñas abyecciones no era otra cosa sino la redención. Ayudantes, en este sentido, fueron también el mal compañero de escuela que nos pasó por debajo del banco las primeras fotografías pornográficas o el sórdido cuartito en el cual alguno nos mostró por primera vez sus desnudeces. Los ayudantes son nuestros deseos insatisfechos, aquellos que no nos confesamos siquiera a nosotros mismos, que en el día del juicio vendrán a nuestro encuentro sonriendo como Arturo y Jeremías. Ese día, alguno nos descontará nuestros rubores como pagarés para el paraíso. Reinar no significa cumplir con todo. Significa que lo incumplido es aquello que permanece.

GIORGIO AGAMBEN, Profanaciones. Ed. Adriana Hidalgo, 2005.

jueves, agosto 10, 2006

LA GRIETA

"Evidentemente, toda vida es un proceso de demolición" (The Crack Up) Pocas frases resuenan tanto en nuestra cabeza con este ruido de martillo. Pocos textos tienen este irremediable carácter de obra maestra, y de imponer silencio, de forzar un asentimiento aterrado, como la novela corta de Fitzgerald. Toda la obra de Fitzgerald es un único desarrollo de esta proposición, y sobre todo de su "es evidente". Un hombre y una mujer, unas parejas (...) que lo tienen todo para ser felices, como suele decirse: bellos, encantadores, ricos ,superficiales y llenos de talento. Y luego, algo sucede que hace que se rompan, exactamente como un plato o un vaso. Terrible mano a mano de la esquizofrénica y el alcohólico, a menos que la muerte no se los lleve a los dos. ¿Acaso es esto la famosa autodestrucción? ¿Qué pasó exactamente? No intentaron nada especial que estuviera por encima de sus fuerzas; y sin embargo, se despiertan como tras una batalla demasiado grande para ellos, el cuerpo roto, los músculos agarrotados, el alma muerta: "Tenía la impresión de estar de pie en el crepúsculo en un campo de tiro abandonado, con un fusil vacío en la mano y las dianas derribadas. Ningún problema que resolver, simplemente el silencio y el solo ruido de mi respiración... La inmolación de mí mismo era un cohete sombrío y mojado." Por supuesto que sucedieron muchas cosas, tanto en el exterior como en el interior: la guerra, la quiebra financiera, un cierto envejecimiento, la depresión, la enfermedad, la pérdida del talento. Pero todos estos accidentes ruidosos ya produjeron sus efectos en su momento; y no serían suficientes por sí mismos si no socavaran, si no profundizaran algo de toda otra naturaleza y que, por el contrario, no ha sido puesto de manifiesto por ellos sino a distancia y cuando ya es demasiado tarde: la grieta silenciosa. "¿ Por qué hemos perdido la paz, el amor, la salud, una cosa tras otra?". Había una grieta silenciosa, imperceptible...

GILLES DELEUZE, Lógica del sentido. Ed. Paidós, 2005.

miércoles, agosto 09, 2006

DETERMINISMO O INVENCIÓN

Hay un comienzo del sufrimiento, pues el determinismo del mundo utilitario, frente al sentido de la invención, es ante todo pasividad vivida por el sujeto a modo de creencia y espera de las tareas establecidas que han de ser realizadas y de las recompensas establecidas por esta realización. Por el contrario, la espontaneidad de la invención es primeramente saber y actividad sobre sí y sobre el mundo que no podrían ser recibidas por asignación, sino conquistados singularmente a partir de la nihilización del determinismo cósmico y de sí mismo en tanto un útil más con una función señalada. Por consiguiente, si en la pasividad se esboza el sufrimiento, éste se configura en la experiencia cuando la efectividad de la invención es vivida como falta, en el presente, de una estructura futura que es la invención misma. El determinismo cósmico es principalmente pasado: ya ha estado siempre ahí -pues es el supuesto de la eficacia del pasado sobre el presente-, son las fórmulas, los usos, las funciones, los lugares comunes, etc., que son pasado universal pero que a la vez hacen pasado, esto es, preterifican el devenir temporal. Si nos abandonamos simplemente a este determinismo, sólo soportaremos el sufrimiento esquemático de la pasividad en general, puesto que no tendremos otra exigencia íntima que la de sosegar constantemente a una libertad -la nuestra- indeterminada; pero si nos fijamos como proyecto la invención, entonces el sufrimiento es la tensión de un carecer y un saber careciente a partir de un futuro otro que la prolongación indefinida del determinismo. Tensión padecida, porque ya no creeremos ni esperaremos nada del mundo utilitario del presente y, a la vez, no tendremos invención, puesto que ésta es precisamente imposible en ese mundo.

CARLOS CORREAS, Arlt literato. Ed. Atuel, 1996.

martes, agosto 08, 2006

E.A.POE

Nació en 1809 en Boston, ciudad que abominaba. Huérfano a los dos años, fue adoptado por un comerciante, el señor Allan, cuyo apellido fue su segundo nombre. Se crió en Virginia y se educó en Inglaterra (...) En 1830 ingresó en la Academia Militar de West Point, de la que fue expulsado por su afición al juego y a la bebida. De índole agresiva, fue sin embargo un firme trabajador y nos ha legado cinco generosos volúmenes de prosa y verso. En 1835 se casó con Virginia Clemm, de trece años de edad. Como poeta, es menos apreciado en su patria que en otras partes del mundo. Su célebre poema "The Bells" hizo que Emerson lo apodara the jingle man, el hombre del retintín. Se enemistó con todos sus colegas (...) Cuando lo llamaron discípulo de los románticos alemanes, contestó: "El horror no llega de Alemania, llega del alma". Siempre abundó en "sonora autolástima" y su estilo es interjectivo. Borracho, murió en la sala común de un hospital de Baltimore (...) Charles Baudelaire tradujo toda su obra al francés y Mallarmé le consagró un famoso soneto. De un solo cuento suyo que data de 1841, Los crímenes de la calle Morgue, procede todo el género policial: Robert Stevenson, William Collins, Arthur Conan Doyle, Gilbert Chesterton, Nicholas Blake y tantos otros. Sus cuentos son de inaudita invención. En "La Filosofía de la Composición" el gran romántico declara que la ejecución de un poema es una operación intelectual, no un don de la musa.

JORGE L. BORGES, Biblioteca personal. Obras Completas, Ed. Emecé, 1996.

lunes, agosto 07, 2006

REVOLVER (5-8-1966)

Puede pensarse sin demasiado esfuerzo en 1966 como en el más grande e irrepetible anno mirabilis del rock'n'pop. En 1966 fueron editados Face to Face de The Kinks, Pet Sounds de The Beach Boys, Fifth Dimension de The Byrds, Love de Love, Aftermath de the Rolling Stones y la sombra luminosa y larga del Blonde on Blonde de Bob Dylan. Y el Revolver de The Beatles. Y -mientras "A Day in the Life" sigue y seguirá por siempre manteniéndose justiciera e inconmoviblemente en el primer puesto de las encuestas acerca de cuál es la mejor canción en todo el catálogo beatle- Revolver recién comenzó a ser reconsiderado y ascendido como el mejor de sus álbumes -y el mejor de todos los álbumes de cualquier otra banda o cantautor- a partir de los '90, haciendo retroceder al hasta entonces invulnerable Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band. Y la promoción no es un capricho o un gesto snob: Revolver es más compacto y equilibrado y, sí, revolucionario (...) en Revolver ocurren y cambian muchas cosas: el sonido se sofistica, la portada ya no se resigna a la simple foto de la banda. George Harrison prueba ser un compositor a la altura de sus pares. Ringo Starr canta una de las mejores canciones infantiles de todos los tiempos, y las preocupaciones y temática dejan de pasar exclusivamente por el amor (o la falta de) y cierta joven nostalgia y se agregan el tema del dinero, las drogas, la muerte y las incertidumbres del futuro (...) El biógrafo Bob Spitz dice en su reciente The Beatles: "Ya no tenía sentido mantener la pose de graciosos ídolos adolescentes, ahora habían evolucionado hacia el tipo de hombres y músicos capaces de producir un documento tan asombroso como Revolver. Como individuos, John, Paul, George y Ringo estaban creciendo; como Beatles, comenzaban a separarse entre ellos.".

RODRIGO FRESÁN, Bang. Suplemento Radar (6-8-2006)

domingo, agosto 06, 2006

MUERTE ILUSTRADA

Al igual que las crucifixiones romanas, las ejecuciones cristianas pretendían dramatizar el poder del Estado para causar dolor. Las máquinas de matar como la rueda o el potro retrasaban la muerte todo lo posible para que el público pudiera ver cómo se desgarraban los músculos de la víctima y escuchar sus alaridos. A diferencia de las crucifixiones, prolongando el dolor las autoridades cristianas pretendían forzar a la víctima a confesar la enormidad de sus pecados antes de verse reducida a poco más que un pedazo de carne. El tormento tenía un propósito religioso y en cierto sentido caritativo, al proporcionar al criminal una última oportunidad de librarse de las profundidades del infierno confesando el pecado. El Dr. Guillotin rechazó esas ideas. Señaló que la mayoría de los criminales quedaban inconscientes o trastornados después de sólo una o dos vueltas de rueda y, por lo tanto, eran incapaces de optar por arrepentirse. Además, pensaba que incluso el criminal más abyecto tenía ciertos derechos naturales, por lo que respectaba a su cuerpo, que la ley no podía violar. Basándose en el gran tratado de la Ilustración sobre las prisiones, De los delitos y las penas de Beccaria, el Dr. Guillotin argumentó que cuando el estado impone la pena de muerte, debe mostrar el máximo respeto por el cuerpo que va a destruir y administrar una muerte rápida, sin dolor inútil. Al hacerlo así, se muestra superior al vulgar asesino. Los fines de Guillotin, por lo tanto, eran enteramente humanitarios. Además, pensó que había liberado la muerte de las irracionalidades de rituales cristianos como la confesión de los pecados. El Dr. Guillotin presentó su propuesta de una muerte ilustrada y sin rituales a principios de la Revolución, en diciembre de 1789, pero la Asamblea Nacional no autorizó el uso de su máquina hasta marzo de 1792. Un mes más tarde un delicuente común murió bajo la cuchilla, y el 21 de agosto de 1792 , la máquina fue utilizada por primera vez con una finalidad política, para decapitar al legitimista Collenor d´Augrement.

RICHARD SENNETT, Carne y piedra. Ed. Alianza, 1997.

sábado, agosto 05, 2006

CALÍGULA

Calígula, sobre otros abundantes vicios, tenía el extraño prurito de herir a todo el mundo con alguna burla, a pesar de que él mismo daba abundante motivo de risa, tanta era la fealdad de su palidez, reflejo de su locura, el ceño de su mirada bajo una frente cubierta de arrugas, la deformidad de su cabeza calva, sembrada sólo de raros cabellos, sin contar su pescuezo erizado de cerda, sus flacas piernas y sus pies enormes. Inacabable sería referir todas las mofas de que hizo objeto a sus padres y abuelos, y a toda clase de gentes; contaré sólo aquellas que fueron causa de su perdición. Entre sus íntimos amigos contaba a Asiático Valerio, hombre muy violento e incapaz de soportar serenamente las injurias. Pues en un banquete, como quien dice ante la asamblea, con voz clarísima, le echó en cara cómo se conducía su mujer en el lecho. ¡Justos dioses! ¡Que un hombre tal tuviera que oír semejante extremo, saberlo el príncipe y llevar su insolencia hasta el punto de contar su adulterio y el ajeno bochorno, no ya sólo a un consular o a un amigo, sino secillamente al marido! Querea, tribuno militar, tenía un timbre de voz no conforme con su valentía, sino lánguido y para quien desconociese sus hechos, algo sospechoso. Calígula, cada vez que él le pedía el santo y seña, le daba el nombre de Venus o de Príapo, escarneciendo o por un lado o por el otro la molicie de aquel militar: esto hacía él, vestido de telas transparentes, cubierto de oro y calzado como una mujer. Por fin Querea se vio obligado a utilizar el hierro para no tener que pedirle más la consigna, y fue el primero de los conjurados que levantó la mano y que le hirió en medio de la nuca: luego fueron numerosos los puñales que de todos lados cayeron sobre Calígula, vengando sus crímenes contra la nación y contra los particulares, pero el primero que se portó como un hombre fue quien menos lo parecía.

SÉNECA, De la brevedad de la vida. Ed. Sarpe, 1984.

jueves, agosto 03, 2006

AUTOCONFIANZA

Cuando está cerca de ti lo bueno, cuando tienes vida en ti mismo, no es por los caminos conocidos o acostumbrados; no descubrirás las huellas de ningún otro, no verás la faz de ningún hombre; no oirás nombre alguno: el camino, el pensamiento, el bien serán totalmente extraños e inéditos. Quedarán excluidos el ejemplo y la experiencia. Tú tomas el camino del hombre; el camino, que no al hombre. Todas las personas que han existido alguna vez son sus ministros ya olvidados. Temor y esperanza son lo mismo bajo él. Hay algo de poco valor incluso en la esperanza (...) Sólo la vida vale, no el haber vivido. La fuerza cesa en el momento en que reposa; consiste en el instante de pasar de un estado a otro nuevo, en el lanzarse a un intento. Un hecho que el mundo detesta: que el alma llegue a ser; porque eso degrada el pasado para siempre, convierte en pobreza las riquezas todas, la reputación en vergüenza, confunde al santo con el bribón (...) ¿Por qué, entonces, hablamos de confianza en uno mismo? Mientras esté presente el alma habrá poder agente. Hablar de confianza es una manera de hablar pobre y periférica. Hablemos, más bien, de lo que contagia, porque actúa y es (...) Quien aspira a ser un hombre, ha de ser un inconformista; quien desee ganarse los laureles de la inmortalidad, no debe dejarse obstaculizar por el nombre de la bondad, sino que debe investigar si en verdad eso es bondad. En última instancia, nada hay más sagrado que la integridad de tu propia inteligencia. Libérate a ti mismo y tendrás el apoyo del mundo entero.

RALPH WALDO EMERSON, Confianza en sí mismo. Ed. Porrúa, 1990.

miércoles, agosto 02, 2006

SABER GOBERNAR POCO

"Lo más importante de todo es el saber Gobernar Poco, pues no hay que perder la esperanza de que alguna vez Nadie Gobierne" (Macedonio Fernández)

Citado hoy por NOÉ JITRIK en el diario Página/12.


martes, agosto 01, 2006

LA POLICÍA FILOSÓFICA

El tema de "tolerar maquinaciones culpables" puede ser comprendido no solo como un proyecto de astucia estatal por el cual el poder absoluto -o demasiado seguro de sí- se arroga el esplendor de ser paciente con sus opositores para que al cabo se exhiban públicamente, creyendo que tenían el camino expedito. También, un paso más allá, nos entrega la ideología última de la mentalidad conspirativa por la cual al enemigo del régimen es el propio régimen quién deberá generarlo. Prueba especular de su propia fuerza fantasmal, esa auto-enemistad, esa mismidad de lo antagónico, revela una de las acrobacias metafísicas más sorprendentes en el arte de la conspiración: lo define por dentro y establece su hipótesis esencial, su propia metafísica de autoanulación. Si el lector se siente asombrado por esta última frase, podemos ponerla en boca de uno de los personajes de El hombre que fue Jueves, de Chesterton, una clásica observación sobre la conspiración como un desdoblamiento conceptual de una mente cósmica (o metafísica). Estamos ante la recordable escena en la que un policía, a orillas del Támesis, le dice a un desalentado Gabriel Syme: "... el jefe de una de nuestras secciones (...) sostiene la tesis de que nuestra civilización está amenazada por una conspiración de orden puramente intelectual. (...) En consecuencia ha organizado un cuerpo especial de policías que son, al mismo tiempo, filósofos. La misión de éstos es observar el fermento reciente de la conspiración, para combatirla, no solo en el sentido penal, sino en el terreno de la controversia (...) El oficio del policía filósofo es a la vez más atrevido y más sutil que el de un detective vulgar. Éste tiene que ir a las tabernas sospechosas para arrestar ladrones. Nosotros, hojeando un libro de sonetos, adivinamos un crimen futuro." Sin embargo, aquí aún no está radicalmente avanzada la idea que en verdad preside la idea de El hombre que fue Jueves. La "policía filosófica" que desempeña las funciones de un servicio secreto que analiza hermenéuticamente ciertos "materiales culturales" o "ambientes de época", es llevada más allá por Chesterton, pues se trata de "remontar hasta el origen de esos temerosos pensamientos que conducen a los hombres al fanatismo intelectual".

HORACIO GONZÁLEZ, Filosofía de la conspiración. Ed. Colihue, 2004.