viernes, junio 30, 2006

PASADO APÓCRIFO

"...Un pasado apócrifo, a la vez estoico y orgiástico, en el que he desafiado y peleado para caer al fin, silencioso, en un oscuro duelo a cuchillo." La frase está en las "Páginas complementarias" que Borges agregó, muchos años después, a su Evaristo Carriego, publicado en 1930. A diferencia de los poetas gauchescos, hombres que pelearon en las guerras del siglo XIX, guerreros, políticos improvisados, periodistas de batalla, Borges debió imaginar una familiaridad con la violencia. Este fingimiento habilita el adjetivo "apócrifo" y también hace posible que el pasado sea, contradictoriamente, "estoico" y "orgiástico", uniendo lo que Nietzsche separaba en el Nacimiento de la tragedia. El mito se sustenta en la fusión de los opuestos: una moral criolla, austera y silenciosa, y un impulso atávico, sanguinario e inmotivado. En la biografía apócrifa de la también apócrifa Enciclopedia Sudamericana, del año 2074, que Borges agrega a sus Obras Completas, insiste: "Pensaba que el valor es una de las pocas virtudes de que son capaces los hombres, pero su culto lo llevó, como a tantos otros, a la veneración atolondrada de los hombres del hampa. Así, el más leído de sus cuentos fue Hombre de la esquina rosada, cuyo narrador es un asesino. Compuso letras de milonga, que conmemoran a homicidas congéneres". El texto es irónico, pero sería un error leerlo sólo irónicamente. Al siglo XIX, y a los antepasados que evoca, hombres todos del XIX, Borges les atribuye el temperamento que corresponde a un mundo gobernado por las pasiones y las virtudes que estas exigen. En las primeras décadas del siglo XX, ese núcleo afectivo se transforma pero no desaparece, migra de un sector social a otro (de gauchos y estancieros a compadritos), del espacio de la llanura a los suburbios de la ciudad, y del centro de una ciudad pastoril a las orillas de la cultura, orillas que visita Borges. Sometido a crítica, es, al mismo tiempo, un mito que articula un conflicto de ideas desde los primeros libros de poemas hasta los últimos cuentos de El informe de Brodie, donde se publica el bárbaro relato de la carrera entre dos degollados.

BEATRIZ SARLO, La pasión y la excepción. Ed. Siglo XXI, 2003.

jueves, junio 29, 2006

EL JUICIO DEL MONO

Darwin propinó al orgullo humano el golpe más violento de toda su historia: le quitó al hombre el lugar de protagonista de la Creación, amo y señor de la naturaleza, para convertirlo en un accidente más en la historia de la biología. Por supuesto semejante desplazamiento no fue recibido con placer (...) En los años 1920 (...) la mayoría de la gente no creía en la teoría de la evolución (que aceptaban los científicos); en los Estados Unidos, una ley del estado de Tennessee prohibió enseñarla: "La teoría darwiniana será ilegal para todo profesor, en cualquiera de las universidades, colegios normales y otras escuelas públicas del Estado". Tres estados más se adhirieron a la prohibición, y a raíz de ella se desarrolló un resonante juicio que atrajo la atención de todos los Estados Unidos, y que fue bautizado como "El juicio del mono". En 1925, un maestro de Tennessee, John Thomas Scopes, joven profesor de biología, decidió desafiar públicamente la prohibición y enseñó la teoría de la evolución en su escuela, lo cual le valió la cárcel y el sometimiento a juicio, tal como estaba previsto. lo defendió Clarence Darrow, un célebre criminalista norteamericano, y actuó como fiscal William Bryan, que había sido varias veces candidato a la presidencia y siempre había sido derrotado. Como era previsible, el juicio, seguido con atención por todos los mass media del país, que estaban en acelerado desarrollo, se convirtió en una discusión que fluctuaba entre la biología, la teología y la interpretación literal de la Biblia. Bryan prestó testimonio como testigo, y Darrow lo interrogó sobre la creación bíblica y sobre distintos aspectos del asunto (...) Scopes fue declarado culpable y multado. Pero Bryan, agotado por la tensión y el calor, murió a la semana de celebrado el juicio. Scopes, por su parte, fue indultado y relevado del pago de la abultada multa, pero las leyes que prohibían enseñar el darwinismo no se abolieron hasta muchos años más tarde.

LEONARDO MOLEDO, Curiosidades de la ciencia. Ed. Sudamericana, 1997. Actualmente se libra, en el mismo lugar, una nueva batalla contra esta teoría (H.C).

miércoles, junio 28, 2006

INVERSIONES

En cualquier especie que se reproduce sexualmente y en la que las hembras hacen una gran inversión de tiempo y energía en el porvenir de sus descendientes, los machos inevitablemente compiten por la oportunidad de fertilizar hembras y, por ello, obtener ganancias (en aptitud) de aquellos esfuerzos maternales. A causa del fenómeno de gestación interna, placentación y lactancia, la rivalidad sexual masculina es endémica en las casi 4000 mil especies de mamíferos, incluidos nosotros. En la mayoría de las especies de mamíferos, los machos no hacen una contribución conspicua al beneficio o desarrollo de sus descendientes una vez hecha la concepción. Si los esfuerzos reproductivos de las hembras están básicamente concentrados en la crianza de su prole, los machos ponen el esfuerzo reproductivo en la competencia por aparearse, en la competencia por el status y por el cortejo (¡ni hablar del acoso!) de las hembras. Sin embargo, en una sustancial minoría de mamíferos -diseminados a través de varios órdenes, desde roedores hasta primates-, las hembras y los machos cooperan en el cuidado parental. El Homo sapiens es una de estas especies. Los padres mamíferos que están dispuestos a hacer contribuciones paternales enfrentan un problema que las madres se han ahorrado, un problema tan serio que explica por qué los padres mamíferos optan por mantenerse por completo al margen de la inversión paternal. Ese problema es la incertidumbre sobre la paternidad (...) El hecho de la inversión paternal tiene una influencia complicada sobre la rivalidad sexual masculina. Por un lado, aquellos mamíferos en los cuales los machos juegan un rol parental mayor -por ejemplo, los lobos, marmotas y castores- tienden generalmente a formar parejas monógamas. Cuando existe un sistema de apareamiento altamente polígamo, la varianza en la aptitud masculina no es extrema, y se aproxima a la de las hembras; por ende, la intensidad de la competencia cara a cara por el apareamiento es reducida (...) El cuidado biparental de la prole a menudo amengua el conflicto entre machos y elige tácticas competitivas menos peligrosas.

MARTIN DALY-MARGO WILSON, Homicidio. Ed. F.C.E, 2003.

martes, junio 27, 2006

MATERNIDAD/MODERNIDAD

Una de las características esenciales de la sociotécnica es la reproducción de las producciones maternales en un medio no materno. La Modernidad consiste en que nosotros sustituimos la maternidad, en el sentido amplio de la expresión, por procedimientos técnicos. Éste es el sentido del movimiento matrifugal sobre la base de lo artificial. Se reemplaza a la madre, la biomecenas, por un sistema de mecenazgo de tipo artificial. Para comprender esto, ha de recordarse que los hombres son seres que dirigen sus exigencias a un medio ambiente orientado al mimo, un mecenazgo biológico que gracias a los otros y a una estructura de inmunidad es capaz de brindar rendimientos tanto biológicos como sociales. Estamos constituidos de tal manera que, en realidad, sólo podemos desarrollarnos en un sistema de mimos, pese a que no deja de ser una evidencia fundamental el hecho de que estos medios de mimo son un bien escaso. También la maternidad es un recurso escaso, al estar amenazada una y otra vez por el agotamiento, la impaciencia o las experiencias de carencia. Ella se mueve, también donde parece representar la misma plenitud, al borde de un abismo. Uno de los hechos más silenciados de las culturas es que casi todos los asesinatos de niños son cometidos por las madres. Esto explicaría por qué existe ese interés, de hondo calado antropológico, por reemplazar los mecenazgos primarios por los mecenazgos secundarios: madres por madres sustitutas, personas por dioses, máquinas y sistemas de solidaridad. Esto se puede comprender mejor si introducimos una hipótesis radical de carácter filosófico-religioso. Las culturas superiores gravitan sobre un agujero negro psicológico: el niño no bienvenido, descuidado, despreciado que sobrevive. Él es el destinatario real de la religión redentora y de su rebrote moderno: las filosofías de reconciliación y redención junto con su terapéutica correspondiente (...) El Dios de las religiones de redención fue el primer mecenas secundario (...) La Modernidad empieza con el conocimiento de que hasta a Dios se le puede reemplazar.

PETER SLOTERDIJK, El sol y la muerte. Ed. Siruela, 2004.

EL HOMBRE INVISIBLE

Borges, para ilustrar la transparencia lacónica que predica, cita una novela íntegramente construida sobre un prodigio de transparencia visual: El hombre invisible de H.G.Wells. El ejemplo es extraño. Llamado para ilustrar la eficacia de la invisibilidad retórica, la moraleja que depara es cualquier cosa menos unívoca, y la práctica denodada de la transparencia termina promoviendo el retorno de su doble siniestro: el énfasis. Con ese talento extraordinario para contar argumentos ajenos, Borges escribe: "Ese personaje -un estudiante solitario de química en el desesperado invierno de Londres- acaba por reconocer que los privilegios del estado invisible no cubren los inconvenientes. Tiene que ir descalzo y desnudo, para que un sobretodo apresurado y unas botas autónomas no afiebren la ciudad. Un revólver, en su transparente mano, es de ocultación imposible. Antes de asimilados, también lo son los alimentos deglutidos por él. Desde el amanecer sus párpados nominales no detienen la luz y debe acostumbrarse a dormir como con los ojos abiertos. Inútil asimismo echar el brazo afantasmado sobre los ojos. En la calle los accidentes de tránsito lo prefieren y siempre está con el temor de morir aplastado. Tiene que huir de Londres. Tiene que refugiarse en pelucas, en quevedos ahumados, en narices de carnaval, en sospechosas barbas, en guantes, para que no vean que es invisible. Descubierto, inicia en un villorrio de tierra adentro un miserable Reino del Terror. Hiere, para que lo respeten, a un hombre. Entonces el comisario lo hace rastrear por los perros, lo acorralan cerca de la estación y lo matan."

ALAN PAULS, El factor Borges. Ed. Anagrama, 2004.

EL PADRE

Mi padre era muy inteligente y como todos los hombres inteligentes muy bondadoso. Una vez me dijo que me fijara bien en los soldados, en los uniformes, en los cuarteles, en las banderas, en las iglesias, en los sacerdotes y en las carnicerías, ya que todo eso iba a desaparecer y algún día podría contarle a mis hijos que había visto esas cosas. Hasta ahora, desgraciadamente, no se ha cumplido la profecía. Mi padre era un hombre tan modesto que hubiera preferido ser invisible. Aunque se enorgullecía de su ascendencia inglesa, solía bromear sobre ella. Nos decía, con fingida perplejidad: "¿Qué son, al fin y al cabo, los ingleses? Son unos chacareros alemanes". Sus ídolos eran Shelley, Keats y Swinburne. Como lector tenía dos intereses. En primer lugar, libros sobre metafísica y psicología (Berkeley, Hume, Royce y William James). En segundo lugar, literatura y libros sobre el Oriente (Lane, Burton y Payne). Él me reveló el poder de la poesía: el hecho de que las palabras sean no sólo un medio de comunicación sino símbolos mágicos y música (...) También me dio, sin que yo fuera consciente, las primeras lecciones de filosofía. Cuando yo era todavía muy joven, con la ayuda de un tablero de ajedrez, me explicó las paradojas de Zenón: Aquiles y la tortuga, el vuelo inmóvil de la flecha, la imposibilidad del movimiento. Más tarde, sin mencionar el nombre de Berkeley, hizo todo lo posible por enseñarme los rudimentos del idealismo.

JORGE L. BORGES, Autobiografía (1899-1970). Ed. El Ateneo, 1999.

lunes, junio 26, 2006

LA LEY Y EL AZAR

Einstein recibió, en las postrimerías de su vida, como homenaje, una colección de ensayos que incluían una contribución del gran matemático Gödel. Este creía poder probar la equivalencia entre pasado y futuro imaginando la posibilidad de un viaje al pasado. En su respuesta a Gödel, Einstein rechazó la idea: fuese cual fuese la tentación de la eternidad, aceptar la posibilidad de retornar al pasado equivalía a una negación de la realidad del mundo. Como físico, Einstein no podía aceptar esta consecuencia -sin embargo lógica- de sus propias ideas (...) El tiempo y la realidad están irreductiblemente vinculados. Negar el tiempo puede parecer un consuelo o semejar un triunfo de la razón humana, pero es siempre una negación de la realidad. La negación del tiempo fue una tentación para Einstein el físico, al igual que para Borges el poeta. Einstein solía afirmar que había aprendido más de Dostoievski que de cualquier físico (...) La física, para pretender algún valor, debía satisfacer su necesidad de escapar a la tragedia de la condición humana. Cuando Gödel le presentó la última consecuencia de sus investigaciones, la negación misma de la realidad que el físico procura describir, Einstein retrocedió (...) Lo que hoy emerge es una descripción mediatriz, situada entre dos representaciones alienantes: la de un mundo determinista y la de un mundo arbitrario sometido únicamente al azar. Las leyes no gobiernan el mundo, pero éste tampoco se rige por el azar. Las leyes físicas corresponden a una nueva forma de inteligibilidad, expresada en las representaciones probabilistas irreductibles. Se asocian con la inestabilidad y, ya sea en el nivel microscópico o en el macroscópico, describen los acontecimientos en cuanto posibles, sin reducirlos a consecuencias deducibles y previsibles de leyes deterministas. ¿Tal vez esta distinción entre lo que puede ser previsto y controlado y lo que no puede serlo habría satisfecho la procura de inteligibilidad de la naturaleza que se encuentra en el centro de la obra de Einstein? (...) Discernimos nuevos horizontes, nuevas preguntas, nuevos riesgos. Vivimos un momento privilegiado de la historia de la ciencia.

ILYA PRIGOGINE, El fin de las certidumbres. Ed. Andrés Bello, 1996.

MÁXIMA

No temas nada y nadie será para ti terrible ni formidable, como no lo es un caballo para otro caballo o una abeja para otra abeja. ¿No ves que tus deseos y tus temores son los soldados que tus amos mantienen en tu corazón como en una ciudadela, para sujetarte? Echa fuera esta guarnición, entra en posesión de esa fortaleza, que es tuya, y serás libre.

EPICTETO, Máximas.


domingo, junio 25, 2006

EL CONOCIMIENTO

Querer que Dios nos quiera, decía Spinoza, es querer que no sea una substancia infinita. En más clara medida vale esto para el cultivo del conocimiento, un objeto inmortal que sólo promete hacernos algo menos ignorantes. Si se prefiere, amar sólo aquello que nos corresponda limita innecesariamente nuestra capacidad de afecto. La libertad, que en sus etapas iniciales llama a la insumisión, madura como sentimiento de goce ante ella misma.

ANTONIO ESCOHOTADO, 2006.

viernes, junio 23, 2006

LA EDUCACIÓN EN EUROPA

Evidentemente la escuela desempeña un papel prioritario en la educación, de ahí el hecho de que sea sorprendente la poca importancia, o al menos el papel relativamente relegado, que se da tanto a los maestros como a la educación, por lo menos así ha venido sucediendo desde hace mucho (...) puedo decir que en España y otros países europeos se hacen una serie de elogios verbales puramente retóricos a la educación, a lo importante que son los maestros, pero luego no hay un verdadero reconocimiento social de las personas que cumplen esas funciones; y lo que sí hay, en cambio, es una cierta relegación de esas personas que no figuran en los medios de comunicación ni, digamos, en el escenario de lo colectivo. Siempre aparecen intelectuales, novelistas, catedráticos, pero rara vez se presenta en la televisión o en la radio un maestro. A ellos no se les escucha, no se presta atención a lo que tienen que decir sobre los niños actuales, sobre su propio trabajo, sobre sus dificultades para desempeñar una actividad en la que hay demandas sociales contradictorias, porque los padres a veces demandan de los educadores que formen a los alumnos con cierta disciplina capaz de atajar males sociales, pero también, por otra parte, se les ata de manos porque cualquier elemento de coacción que intenten emplear es inmediatamente rechazado por los padres... Así, entonces, la labor de los profesores es sumamente difícil por causa de esas demandas contradictorias. En España, por ejemplo, la profesión de maestro presenta el índice más alto de enfermedades psíquicas, depresiones, problemas de tipo nervioso, porque los profesores realmente están sometidos a demandas contradictorias muy fuertes, la sociedad les pide mucho y les da muy poco; la sociedad les presiona para que disciplinen y les quita los medios con que podrían ejercer la disciplina.

FERNANDO SAVATER, Los caminos para la libertad. Ed. F.C.E, 2003.

EL ESTABLISHMENT PEDAGÓGICO

La reflexión de los sistemas funcionales sociales no es posible sin que exista una base en los roles sociales. El proceso de diferenciación de un sistema educativo en toda la sociedad y la institucionalización de los respectivos niveles de conciencia también tienen consecuencias considerables en el campo de los roles. Estas consecuencias conducen a la instauración y perpetuación de un establishment pedagógico. Este concepto ha de designar roles y sistemas de roles que se le atribuyen al sistema educativo, pero que no se ocupan directamente, sino sólo de una manera indirecta, de la enseñanza que se lleva a cabo en el campo técnico. Se trata predominantemente de roles para la formación de maestros con los que se asumen simultáneamente funciones de portavoz para intereses específicamente pedagógicos, así como de roles para la investigación pedagógica, y sobre todo referida a la enseñanza, en universidades o instituciones creadas para ese fin. Finalmente, se trata de los departamentos, áreas o secciones de la administración municipal o estatal encabezados por pedagogos, de los especialistas correspondientes en los partidos políticos y las organizaciones eclesiales, así como de los gremios profesionales o sindicatos específicos que representan pública y políticamente los intereses de los maestros en cuanto a remuneración, carrera profesional y reputación (...) Cabe señalar que la continuidad de los roles y la continuidad del establishment se garantizan independientemente de la enseñanza escolar misma (...) El proceso de diferenciación de un establishment generalmente conduce a que su relación con los que participan en la enseñanza se convierta en un problema. El lenguaje y los horizontes temporales divergen. El establishment vive, inaugura, desecha, reformula cambios que en alguna otra parte posiblemente nunca lleguen, o quizás sólo en calidad de interferencia. Mientras que en los niveles superiores se lucha por una revolución o se fracasa con las reformas, los maestros se las tienen que arreglar con libros de texto modificados, decretos nuevos y problemas disciplinarios. Si aumentan tales divergencias, podría surgir la impresión de que la música se toca para el público y no para los bailarines.

NIKLAS LUHMANN, El sistema educativo. Universidad Iberoamericana-Univ. de Guadalajara-ITESO, 1993.

SÓCRATES Y JESÚS

...Critón no sólo es el viejo amigo y discípulo que insistió más que ninguno a Sócrates para que huyera; también es aquel, que durante las horas precedentes al vaso de cicuta, se ocupó de la manera más insistente y amistosa, también podría decirse de la manera más ingenua, del candidato a la muerte. Con su pregunta de cómo había que enterrarlo, consiguió Critón la última réplica humorista de Sócrates -por lo visto, dice el maestro, para este hombre ha sido inútil todo lo que he predicado, porque me sigue confundiendo con el cadáver que, dentro de poco, yacerá aquí-. Poco después, pidió Sócrates que le fuera mezclada y traída la bebida (...) Es una proeza oscura de Critón que no se deje hacer cómplice de aquello que comenzaba a manifestarse en el Sócrates que muere a gusto. Defiende este lado hasta el último momento frente a las tendencias allendistas del maestro; hasta que, ya por último, no comprueba el poder superior de aquello que, en Sócrates, quiere salirse con la suya, no se sume en un silencio del que nadie sabe si fue abochornado, resignado o desconcertado (...) Así que se podría presumir que el descubrimiento de lo X quedó oculto en la frase que Critón, ante la prisa de su amigo por terminar, guardó para sí. Repara, con la mirada del mundano, en lo que aquí quiere salirse con la suya hasta el final (...) Critón no dice nada más, pero ve algo que Sócrates no ve; siente la presencia de un principio contrapuesto que lo supera a él y a su amigo. Se queda sin más argumentación frente a un poder que proyecta formar de la vida una figura concluida (...) Critón barrunta una oscura idea de lo que quiere decir tener ante sí un maestro, porque, ¿qué es un maestro sino un hombre que convierte su última alentada en un argumento y su última hora en una prueba? (...) ¿Acaso podría, aún en el último minuto, una teoría positiva de la prisa desvirtuar la sospecha de "instinto" de muerte en individuos como Sócrates y Jesús? ¿Es que no denota lo X en la prisa por morirse del filósofo que determinados individuos ultralúcidos se hicieron cargo, ya desde hace milenios, de la misión de comparecer frente a sus congéneres absortos, a modo de guardianes, maestros y transmisores de alarma, para explicarles la nueva realidad de la búsqueda de la verdad en el mundo ilimitado? Viven como enseñantes, como si hicieran valer un derecho fundamental a la alarma de sus congéneres de reflexión restringida; irradian la evidencia de que, para los hombres, hay demasiado que considerar en el futuro como para perder el tiempo. No pueden sufrir que sus semejantes sólo quieran vivir como hasta ahora y no mejor, mucho mejor, mucho más esclarecidos y abiertos para los dramas del mancomunado ser prudente. Figuras como Sócrates y Jesús encarnan la vanguardia de una inteligencia de la especie que no se aviene con la prudencia mediana autodestructiva de los más.

PETER SLOTERDIJK, Extrañamiento del mundo. Ed. Pre-Textos, 1998.

jueves, junio 22, 2006

PLATÓN Y ARISTÓTELES

Su vida ya ha sido muy larga. ¡Qué no ha hecho! Combates en el gimnasio que le han dejado el sobrenombre de "ancho" ("Platón") a raíz de su pecho de atleta. Meditaciones junto a Sócrates, el maestro que le cambió la existencia. Largos viajes, tal vez a Egipto, sin dudas a Siracusa. Proyectos políticos, sueños de reforma profundas y de la Ciudad justa, donde el hombre de la verdad no será asesinado por impulsos del pueblo. Platón lo ha vivido casi todo. La humillación de ser vendido como esclavo. La alegría de ser rescatado. Los trabajos del cuerpo, los vértigos del amor, los descubrimientos fundadores. Sin dudas un día, nadie sabe cuándo con certeza, a fuerza de escribir, supo que poseía una visión coherente del todo, cuerpo y alma, hombres y dioses, ciudades y leyes. Lo que había comprendido le abría el acceso a todas las preguntas que pudieran plantearle quienes lo oían. Los principios se habían vuelto definitivamente claros (...) Esta convicción lo había llevado a regresar a Atenas y fundar la Academia. Había puesto toda su fortuna en la compra del terreno y en la construcción. Había organizado la vida de todos los miembros de la comunidad. Había repartido los tiempos de formación entre los comentarios de sus obras, la observación de los astros, las matemáticas y la geometría, y hasta también la lucha y el tejido. Esa comunidad era una máquina destinada a perpetuar su filosofía, para él "la" filosofía (...) todo había sido concebido para transmitir y conservar su pensamiento (...) Por lo tanto, el filósofo lo había previsto todo. O casi. No había contado con Aristóteles. Brillante, estudioso, peligroso discípulo. Al principio, no fue más que un buen alumno. Un joven dotado. Platón se reconocía en él. Esa agudeza en las preguntas, esa sed de entender, sí, eso le recordaba a cierto joven al que había conocido bien. ¡Y esa rapidez en los argumentos! ¡Y esa capacidad de trabajo! El muchacho parecía infatigable. Imposible de desalentar. Nada, decididamente nada hacía retroceder a Aristóteles. Y luego ese bello espíritu se puso a dudar de la realidad incorruptible de las ideas. Comenzó a querer observar la vida sobre la tierra, de los minerales a los animales. Se puso a clasificar, disecar, multiplicar las notas (...) Entonces Platón comenzó a tenerle ojeriza. Se puso a reprenderlo. Como no podía acusar a Aristóteles por querer instruirse, y no quería rebajarse a responder sus objeciones, Platón, a fuerza de estar irritado, se volvió mezquino. Un día, le resultaba desagradable el corte de pelo de Aristóteles. Otra vez sus vestimentas no eran elegantes. O eran llamativas. Inconvenientes, mal elegidas. Su manera de caminar, de sentarse, de ir y venir... nada le caía bien a Platón. Multiplicaba los comentarios. Miradas severas o irónicas, consignas ridículas. Reprimendas permanentes. Los filósofos también son humanos...

ROGER-POL DROIT-JEAN DE TONNAC, Tan locos como sabios. Ed. F.C.E, 2003.

miércoles, junio 21, 2006

EL MOKA

El moka es un sistema de intercambios ceremoniales y competitivos que asocia y opone a un conjunto de tribus cuyos territorios rodean el monte Hagen. La población de esos grupos asciende a más de cien mil personas que hablan lenguas muy próximas. Debemos el análisis del moka a Andrew Strahern, que lo observa desde 1960 y ha seguido sus desarrollos recientes. Este autor ha conducido sus investigaciones en el seno de tres tribus, los kawelka, los kipuka y los minembi, de lengua melpa, estrechamente ligados por intermatrimonios y por intercambios moka. Allí, una tribu es un conjunto de clanes que comparten la idea (el mito) de que todos tienen el mismo origen. Se trata de una unidad social que actúa en común en caso de guerra y en la organización de intercambios moka en gran escala y de grandes distribuciones ceremoniales de carne de cerdo. Los efectivos de una tribu van de 800 a 1000 personas. Los clanes son grupos territoriales colocados bajo la autoridad de Big Men, individuos importantes que gozan de un rol eminente en los intercambios moka, en las alianzas matrimoniales o en el comercio, y antaño también en las guerras. La economía se apoya en la producción de batatas y de cerdos, a las que se añade, tras la llegada de los europeos, toda una serie de cultivos destinados al comercio, tales como el café. Antes de la llegada de los europeos, el moka consistía en dones de cerdos vivos y de grandes conchas (gold-lip pearl-shells) que se adquirían, a cambio de cerdos y de otros artículos de intercambio, en las tribus que habitaban al sur, en dirección a las costas del golfo de Papuasia. Existían moka en los que sólo se utilizaban conchas, y otros que combinaban ambas formas de riqueza, cerdos y conchas. La diferencia entre los cerdos y las conchas estribaba en que los primeros se producían en las unidades domésticas, mientras que las segundas había que procurárselas mediante el intercambio de una riqueza equivalente, que bien podría ser un cerdo. Con anterioridad a la llegada de los europeos, un cerdo valía una media de dos conchas. Pueden distinguirse distintos tipos de moka, desde los dones y contradones entre dos asociados hasta las prestaciones a gran escala que oponen un clan a otro (...) todos los hombres de un clan pueden hacer moka con todos los hombres de otro clan. A menudo, ese tipo de moka tenía lugar entre grupos relativamente hostiles, es decir, entre grupos cuyas relaciones alternaban entre la alianza y la guerra. Sin embargo, no se hacía moka con los enemigos irreductibles.

MAURICE GODELIER, El enigma del don. Ed. Paidós, 1998.

martes, junio 20, 2006

GUAYAQUIL

(Fragmento) Para que mi relato se entienda, tendré que recordar brevemente la curiosa aventura de ciertas cartas de Bolívar, que fueron exhumadas del archivo del doctor Avellanos, cuya Historia de cincuenta años de desgobierno, que se creyó perdida en circunstancias que son de dominio público, fue descubierta y publicada en 1939 por su nieto el doctor Ricardo Avellanos. A juzgar por las referencias que he recogido en diversas publicaciones, estas cartas no ofrecen mayor interés, salvo una fechada en Cartagena el 13 de agosto de 1822, en que el Libertador refiere detalles de su entrevista con el general San Martín. Inútil destacar el valor de este documento en el que Bolívar ha revelado, siquiera parcialmente, lo sucedido en Guayaquil (...) El rector de nuestra Universidad, en la que ejerzo el cargo de titular de Historia Americana, tuvo la deferencia de recomendarme al ministro para cumplir esa misión; también obtuve los sufragios más o menos unánimes de la Academia Nacional de Historia, a la que pertenezco. Ya fijada la fecha en que me recibiría el ministro, supimos que la Universidad del Sur, que ignoraba, prefiero suponer, esas decisiones, había propuesto el nombre del doctor Zimmermann (...) Comprendo ahora que lo que debatimos después fue esencialmente inútil. Acaso entonces lo sentí; para no hacerle frente, me así de un pormenor y le pregunté si en verdad creía que las cartas eran apócrifas. -Que sean de puño y letra de Bolívar -me contestó- no significa que toda la verdad esté en ellas. Bolívar puede haber querido engañar a su corresponsal o, simplemente, puede haberse engañado. Usted, un historiador, un meditativo, sabe mejor que yo que el misterio está en nosotros mismos, no en las palabras.
Esas generalidades pomposas me fastidiaron y observé secamente que dentro del enigma que nos rodea, la entrevista de Guayaquil, en la que el general San Martín renunció a la mera ambición y dejó el destino de América en manos de Bolívar es también un enigma que puede merecer el estudio (...) Zimmermann sentenció: -Acaso las palabras que cambiaron fueron triviales. Dos hombres se enfrentaron en Guayaquil; si uno se impuso, fue por su mayor voluntad, no por juegos dialécticos. Como usted ve, no he olvidado a mi Schopenhauer (...) Me suplicó que no me preocupara de las gestiones de su viaje. (Tratativas fue la atroz palabra que usó) Acto continuo, sacó del portafolio una carta dirigida al ministro, donde yo le exponía los motivos de mi renuncia, y las reconocidas virtudes del doctor Zimmermann, y me puso en la mano su estilográfica para que la firmara. Cuando guardó la carta, no pude dejar de entrever su pasaje sellado para el vuelo Ezeiza-Sulaco (...) Presiento que ya no escribiré más. Mon siège est fait.

JORGE L. BORGES, El informe de Brodie. Ed. Alianza, 1998.

lunes, junio 19, 2006

DOCUMENTO-MONUMENTO

La intervención del historiador que escoge el documento, extrayéndolo del montón de datos del pasado, prefiriéndolo a otros, atribuyéndole un valor de testimonio que depende al menos en parte de la propia posición en la sociedad de la época y de su organización mental, se injerta sobre una condición inicial que es incluso menos "neutra" que su intervención. Es el resultado ante todo de un montaje, consciente o inconsciente, de la historia, de la época, de la sociedad que lo han producido, pero también de las épocas ulteriores durante las cuales han continuado viviendo, acaso olvidado, durante las cuales ha continuado siendo manipulado, a pesar del silencio. El documento es una cosa que queda, que dura y el testimonio, la enseñanza que aporta, deben ser en primer lugar analizados desmitificando el significado aparente de aquél. El documento es monumento. Es el resultado del esfuerzo cumplido por las sociedades históricas por imponer al futuro -queriendo o no queriéndolo- aquella imagen dada de sí mismas. En definitiva, no existe un documento-verdad. Todo documento es mentira. Corresponde al historiador no hacerse el ingenuo. Los medievalistas que tanto han trabajado por elaborar una crítica -siempre útil por cierto- de lo falso, deben superar esta problemática porque cualquier documento es al mismo tiempo verdadero -comprendidos, y tal vez ante todo, los falsos- y falso, porque un monumento es, en primer lugar, un disfraz, una apariencia engañosa, un montaje. Es preciso ante todo desmontar, demoler ese montaje, desestructurar esa construcción y analizar las condiciones en las que han sido producidos esos documentos-monumentos (...) El nuevo documento, ampliado más allá de los textos tradicionales, transformado -allí donde la historia cuantitativa es posible y pertinente- en dato, debe ser tratado como un documento-monumento. De aquí la urgencia por elaborar una nueva doctrina capaz de transferir este documento-monumento desde el campo de la memoria al de la ciencia histórica.

JACQUES LE GOFF, El orden de la memoria. Ed. Paidós, 1991.

domingo, junio 18, 2006

PROSTITUCIÓN SAGRADA

Por lo que parece, la prostitución no fue al comienzo más que una forma complementaria del matrimonio. En tanto que pasaje, la transgresión del matrimonio hacía entrar en la organización de la vida regular; a partir de ahí, era posible la división del trabajo entre el marido y la mujer. Una transgresión como ésa no podía consagrar para la vida erótica. Simplemente, seguían practicándose las relaciones sexuales abiertas sin que, después del primer contacto, se subrayase la transgresión que las abría. Al prostituirse, la mujer era consagrada a la transgresión. En ella, el aspecto sagrado, el aspecto prohibido de la actividad sexual, aparecía constantemente; su vida entera estaba dedicada a violar la prohibición. Debemos encontrar la coherencia de los hechos y de las palabras que designan una vocación así; debemos percibir desde este punto de vista la institución arcaica de la prostitución sagrada. Pero no deja de ser cierto que en un mundo anterior -o exterior- al cristianismo, la religión, lejos de ser contraria a la prostitución, podía regular sus modalidades, tal como lo hacía con otras formas de transgresión. Las prostitutas estaban en contacto con lo sagrado, residían en lugares también consagrados; y ellas mismas tenían un carácter sagrado análogo al sacerdotal. Comparada con la moderna, la prostitución religiosa nos parece extraña a la vergüenza.

GEORGES BATAILLE, El erotismo. Ed. Tusquets, 2002.

sábado, junio 17, 2006

AFORISMOS 2

-El tercero es siempre el corcho que impide que el diálogo entre dos se hunda en la profundidad: lo cual es, en determinadas circunstancias, una ventaja.
-Los poetas carecen de pudor con respecto a sus vivencias: las explotan.
-Es preciso haber visto dormida a una persona: de lo contrario se ignora cuál es su aspecto. El rostro de tu amigo, al que crees conocer, es tu rostro, reflejado en un espejo imperfecto y tosco.
-Alguien que piense con libertad recorre anticipadamente la evolución de generaciones enteras.
-La exigencia de ser amado es la máxima arrogancia.
-Cada pueblo tiene su tartufería propia y la denomina sus virtudes. -Lo mejor que somos, eso no lo conocemos -no podemos conocerlo.
-Las mujeres que sienten un amor especial por sus hijos son casi siempre vanidosas y engreídas. Las que no le conceden mucha importancia tienen casi siempre razón, pero dan a entender que de semejante padre no cabía aguardar un hijo mejor: en ello se muestra su vanidad.
-Hasta que no nos hemos olvidado del médico y de la enfermedad no hemos sanado.
-Quien sienta que ejerce un gran influjo interno sobre otro habrá de dejarle completamente sueltas las riendas, más aún, ver a gusto e incluso provocar en él oposiciones ocasionales; de lo contrario se creará inevitablemente un enemigo.
-Hablar mucho de sí mismo es también un medio de ocultarse.
-Para mí Wagner lleva -demasiados diamantes falsos.
-El diablo mira con envidia a quien sufre mucho y lo expulsa al cielo.
-Quien alcanza su ideal, justo por ello va más allá de él.
-La crueldad es el remedio del orgullo ofendido.
-La juventud pone sus esperanzas en quien usa siempre expresiones demasiado enérgicas; el hombre adulto, en aquel cuyas palabras quedan siempre por detrás de sus acciones.
-Lo grande de los antiguos es su tendencia universal, sus ojos y su estima para todas las cosas, su escaso acento nacional (griegos y romanos).
-Cuando mejor mentimos es cuando la mentira concuerda con nuestro carácter.
-Casi todo político tiene tanta necesidad, en determinadas circunstancias, de un hombre honesto, que, cual si fuera un lobo hambriento, irrumpe en el redil; mas no para devorar el cordero robado, sino para ocultarse tras su lanoso lomo.

F. NIETZSCHE, Aforismos. Ed. Edhasa, 2002.

viernes, junio 16, 2006

MUJERES Y NOVELAS

La novela de Tolstoi Anna Karenina construye la imagen de lo que podríamos llamar la lectora de novelas que descifra su propia vida a través de las ficciones de la intriga, que ve en la novela un modelo priviliegiado de experiencia real. Se manifiesta así una tensión entre la experiencia propiamente dicha y la gran experiencia de la lectura. Y entonces aparece el bovarismo, la ilusión de realidad de la ficción como marca de lo que falta en la vida. Se va de la lectura a la realidad o se percibe la realidad bajo la forma de la novela, con esa suerte de filtro que da la lectura. Sartre lo ha dicho bien: "¿Por qué se leen novelas? Hay algo que falta en la vida de la persona que lee, y esto es lo que busca en el libro. El sentido es evidentemente el sentido de su vida, de esa vida que para todo el mundo está mal hecha, mal vivida, explotada, alienada, engañada, mistificada, pero acerca de la cual, al mismo tiempo, quienes la viven saben bien que podría ser otra cosa."
Las mujeres son las que han encarnado ese malestar (vistas desde los varones que escriben las historias). En la ficción, la salida de esa perturbación ha sido, tradicionalmente, el adulterio. Frente al malestar de sus propias vidas, las mujeres que leen (Anna Karenina, Madame Bovary, Molly Bloom) encuentran otra vida posible en la infidelidad. Si tuviéramos que acuñar una fórmula, irónica, podríamos decir que el modelo perfecto del lector masculino es el célibe, el soltero a la Dupin, mientras que el modelo de la lectora perfecta es la adúltera, a la Bovary. De algún modo, la feminización del lector de novelas confirma los preconceptos dominantes sobre el rol de la mujer y de la inteligencia femenina. Las novelas se pensaban aptas para las mujeres, consideradas criaturas de capacidad intelectual limitada, imaginativas, frívolas y emotivas. Las novelas, circunscriptas al reino de la imaginación, eran lo opuesto a la lectura práctica e instructiva.

RICARDO PIGLIA, El último lector. Ed. Anagrama, 2005.

jueves, junio 15, 2006

AUTOHALLAZGO

Tal vez no pasa a menudo, pero sucede que los hombres se detienen en medio del paisaje de las cosas y fijan su atención en su Yo. De manera súbita se topan con la sin par circunstancia de que están ahí -una particularidad que es todo lo contrario de un hallazgo objetivo y que también choca en la conciencia como un repentino y emergente motivo de descubrimiento-. Lástima que a causa de la cháchara del siglo, la expresión existencia se haya vuelto tan exquisita que ya no sirve adecuadamente para señalar esta abismal excentricidad que es el propio acto de presencia para la naturaleza humana (...) Escasamente señala ya lo inopinado, ilegítimo e inquietante que el extático autohallazgo personal puede ser. Ernst Bloch, para dar un ejemplo, ha establecido lo que con esa palabra, en verdad, se expresa. Un día, siendo niño de unos diez años, percibió su Yo desde el cielo sereno; es que fue como si le hubiera caído un rayo: que él, de modo real e inapelable, era él mismo y que no descubría nada más vivo fuera de sí mismo y su cuerpo. Semejantes iluminaciones terribles sobrevienen sólo de manera episódica -ningún discurso o ascesis conduce a la autoexperiencia pánica del acto de presencia-. El Yo se topa consigo mismo sin previo aviso, como hallazgo sin precedentes (...) No soy ninguna de las cosas -eso quiere decir que ya no hallo ningún amparo en lo que no es humano-; no soy, y ahora lo sé, piedra, ni planta, ni animal, ni máquina, ni espíritu, ni Dios. Con esa séxtuple negación circundo lo inquietante de todos los espacios. Quien es hombre vive en una posición que se extraña absolutamente de sí misma. A partir de ahí, no soy más que el escenario de una pregunta. Mi vida es un teatro del estremecimiento de que tengo que ser algo diverso de todo aquello que goza de confort, cosa entre cosas, ser entre seres. ¿Por qué me toca a mí? Uno de los rasgos típicos de esta experiencia del ser en el ser Yo es su brusquedad. Un desgarrón en la película mental que se toma por pensamiento y la súbita presencia de la incertidumbre radical se entreabre, incluso para los más opulentos conceptos: ser, causa o Dios son sólo ideas convencionales. Se podría hablar de aperturas imprevistas de un escotillón por el que me precipito -si al menos, pudiera decir adónde- (...) Si el hombre fuera un ser que, por su naturaleza, se busca a sí mismo, el autohallazgo sería menos extraño. Pero el escándalo del hombre consiste en que puede hallarse sin haberse buscado. Tiene uno 23 años, o 31, o más incluso, y descubre, cruzando la calle o al caerse un llavero, que uno, en realidad, existe. Contra eso no hay protección segura. Ni la teoría ni el alcohol pueden garantizar una prevención impenetrable de existencia (...) Al que le pasa ingresa en la comunidad de individuos desprendidos de asombro "en un desmesurado paisaje donde les es imposible orientarse" (...) Se ha topado uno consigo y no sabe manejarse.

PETER SLOTERDIJK, Extrañamiento del mundo. Ed. Pre-Textos, 1998.

miércoles, junio 14, 2006

AMOR

Desde el punto de vista sociológico, el amor no es observado en cuanto sentimiento (lo cual es propio del ámbito de los sistemas psíquicos) sino como medio de comunicación generalizado simbólicamente que permite expresar o negar con éxito algunos sentimientos, y de crear de esta manera las expectativas correspondientes, haciendo probable la aceptación de la comunicación en condiciones particulares de improbabilidad. El amor se diferencia en la época moderna (desde el siglo XVIII), a partir de la naciente concepción semántica de la individualidad de la persona. Luego, se convierte en base para la diferenciación entre la comunicación personal y la impersonal, haciendo al mismo tiempo depender su reproducción de esta diferenciación. La improbabilidad específica que enfrenta el amor es la de la comunicación personal íntima. No es probable que Ego acepte las peticiones de Alter de que se comprometa en escuchar y hablar de sí mismo, y en comprender sus idiosincracias. El amor hace probable una comunicación personal a un nivel más alto, en la cual el emisor trata de distinguirse de los demás individuos, se autotematiza, habla de sí mismo. Esta comunicación no es probable debido a que al elevarse la idiosincracia y la singularidad del punto de vista del que habla, va ligado al abajarse de los intereses y consenso del que escucha. La improbabilidad de la pretensión del consenso y del apoyo de parte de Ego nace porque el punto de vista de Alter es único y específico, estrictamente personal. Cobra relevancia universal un particular: Alter es relevante porque es tal como es, y pretende que Ego se entere de sus perspectivas, que las apoye y las confirme. El amor hace probable la comunicación personal íntima, en cuanto que puede tomar en cuenta la individualización radical de la persona (...) El problema del amor es la improbabilidad de que Ego acepte el experimentar de Alter como base del propio actuar: por ejemplo, que Ego vea un programa de televisión que detesta sólo porque a Alter le encanta. Ego ama cuando la experiencia de Alter es el motivo por el cual Ego observa más allá de sí mismo y actúa. Por lo tanto, el amor es el médium de la construcción del mundo con los ojos del otro (...) El amor no es estable. Las pretensiones de Alter son más elevadas mientras Alter más se individualiza como persona: quien ama debe siempre satisfacer pretensiones similares, pero un grado elevado de individualización pone en peligro el amor ya que crea fácilmente conflictos. En este punto, siempre cabe la pregunta de si el actuar de Ego está efectivamente orientado hacia el mundo de Alter, y no al propio; esta pregunta no puede no ser contestada, porque el mismo silencio es comunicación (en la medida en que se atribuye a la persona). Todo conflicto puede poner en discusión al amor, ya que éste no puede prescindir de la orientación hacia las personas.

ELENA ESPOSITO-G.CORSI-C.BARALDI, Glosario sobre la teoría social de Niklas Luhmann. Ed. Anthropos-ITESO-Universidad Iberoamericana,1996.

martes, junio 13, 2006

RACISMO MODERNO

Lo que hace la especificidad del racismo moderno no está ligado a mentalidades, a ideologías, a mentiras del poder, sino más bien a la técnica del poder, a la tecnología del poder. Se trata de algo que se aleja cada vez más de la guerra de razas y de esa forma de inteligibilidad histórica que corre por ella, para ponernos dentro de un mecanismo que permita al biopoder ejercerse. El racismo está pues ligado al funcionamiento de un estado que está obligado a valerse de una raza, de la eliminación de las razas o de la purificación de la raza para ejercer su poder soberano. El funcionamiento, a través del biopoder, del viejo poder soberano del derecho de muerte, implica el funcionamiento, la instauración y la activación del racismo (...) Partiendo de tales premisas, se hace comprensible cómo y porqué los estados más homicidas sean también los más racistas. A propósito de esto hay que considerar el caso del nazismo. El nazismo no es otra cosa que el desarrollo paroxístico de los nuevos mecanismos de poder instaurados a partir del siglo XVIII. Ningún estado fue más disciplinario que el régimen nazi; en ningún otro estado las regulaciones biológicas fueron reactivadas y administradas de manera más cerrada y más insistente. Poder disciplinario, biopoder: todo esto atravesó y sostuvo materialmente a la sociedad nazi (gestión del biólogo, de la procreación, de la hereditariedad, de la enfermedad, de los incidentes). Ninguna sociedad fue más disciplinaria y al mismo tiempo más aseguradora que la instaurada, o proyectada, por los nazis. El control de los riesgos específicos de los procesos biológicos era de hecho uno de los objetivos esenciales del régimen. Sin embargo, al mismo tiempo de la formación de esta sociedad (...) se asiste al desencadenamiento más completo del viejo poder soberano de matar. Este poder de vida y muerte atraviesa todo el cuerpo social de la sociedad nazi (...) Por lo tanto se puede decir que el estado nazi hizo absolutamente coextensivos el campo de una vida que él organiza, protege, garantiza, cultiva biológicamente, y el derecho soberano de matar a cualquiera. Cualquiera quiere decir: no sólo los otros, sino también los propios ciudadanos (...) Estado racista, homicida, suicida (la del telegrama 71 con el cual Hitler daba la orden de eliminar las condiciones que mantenían con vida al mismo pueblo alemán) (...) El nazismo sólo llevó a su paroxismo el juego entre el derecho soberano de matar y los mecanismos del biopoder. Pero este juego está inscripto efectivamente en el funcionamiento de todos los estados, de todos los estados modernos, de todos los estados capitalistas.

MICHEL FOUCAULT, Genealogía del racismo. Ed. Altamira, 1992.

lunes, junio 12, 2006

LO CÓMICO

Qué es lo cómico? De una manera general, cómico es "la subjetividad que se contradice a sí misma y que disuelve su propia acción permaneciendo serena y segura de sí". Lo cómico, por tanto, desarrolla la aporía de la forma irónica y termina por disolver su sujeto; en él se disuelve esta acción misma que abolía todo presupuesto exterior al Yo. Lo cómico es el mundo de la mediación universal, donde ningún fundamento es predicable, alcanzable (...) Así, la acción del sujeto conduce inexorablemente a resultados contrarios a sus propios fines, y toda forma no puede ser concebida más que de-formándose en una relación con una infinidad de otras formas posibles. "No existen combinaciones imposibles" (Gombrowicz). Lo que es imposible es "fundar" una ars combinatoria que no resulta de ningún proyecto, de la que nadie es agente, y en cuya creación participa nuestro ojo mismo. Es imposible juzgar y ser juzgado. El juicio consiste en el proceso mismo. De ahí el carácter profundamente cómico de Kafka, o de la Acción Paralela de Musil. De ahí el carácter profundamente cómico de esta libertad sin empleo, que es propio de la acción del arte contemporáneo y que se abisma en sí mismo, libre de todo fundamento, y por lo tanto de toda finalidad propia. Pero la reflexión que disuelve todo lazo causal, toda relación denotativa entre la palabra y la cosa, la voluntad que se destruye a sí misma, no permite por ello hablar de forma cómica. Hace falta todavía que, en el Gran Juego ("espiritual" que penetra cada aspecto, pero que permanece en él absolutamente inmanente), la risa pueda resonar ruidosamente, serena, sin la más mínima maldad o burla. La sátira no ríe, juzga. La ironía no ríe, disuelve. Cómica, en cambio, es la situación misma, esa red irreductible de máscaras y de roles que deben continuamente fingir, en el sentido etimológico del término, es decir dar forma, inventar proyectos y fines, que sin cesar naufragan y sin cesar resurgen. Aquel que actúa, y que reflejando actúa perfectamente, perfectamente educado a todos los medios y a todos los artificios de la reflexión, como el Monsieur Teste, y que, al mismo tiempo, es consciente de la contradicción que lo habita, "libre" de las consecuencias de su acción, esta es la verdadera "persona" cómica.

MASSIMO CACCIARI, El dios que baila. Ed. Paidós, 2000.

domingo, junio 11, 2006

REMEDIO

Aborrezco ese arrepentimiento accidental que la edad trae consigo... jamás agradeceré a la impotencia cualquier bien que me haga (...) ¡Mísero remedio, el deber la salud a la enfermedad!

MICHEL de MONTAIGNE, Ensayos. Ed. Altaya,1994.

sábado, junio 10, 2006

SÍNTOMAS Y PATOLOGÍAS

Clasificar al jugador compulsivo entre quienes padecen enfermedades, infecciosas o no, confunde cierta patología con un mero síntoma suyo, de igual manera que sucede al clasificar al usuario inmoderado de ciertas drogas como "toxicómano", al bebedor abusivo como "alcohólico", al glotón como "bulímico", y al inapetente como "anoréxico". Fue la propia medicina científica quien enseñó a distinguir entre un síntoma -digamos dolor de vientre- y una causa patológica, digamos apendicitis; si ante una crisis de apéndice aplicamos bolsas de agua muy caliente, como si se tratase de un simple cólico, no sólo no aliviaremos la crisis, sino que agravaremos el origen del malestar. Con todo, nadie parece escandalizarse de que un abuso de drogas, comida, juego o cualquier otra cosa se plantee como entidad patológica autónoma, diagnosticable y tratable por sí misma. Temo, en consecuencia, que si nos preguntamos por qué un manifiesto efecto se plantea sistemáticamente como causa acabemos otra vez encontrando una mezcla de falta de espíritu y conveniencia mercantil. La falta de espíritu prefiere concebir al ser humano en términos conductistas, considerando que el ánimo es una enigmática caja negra, y que cualquier modificación derivará de aplicar al paciente premios y castigos, al estilo del perro de Pavlov, que producía saliva al oír una campana. Por su parte, la conveniencia mercantil prefiere abordar el síntoma antes que su origen, debido a evidentes razones de tiempo y simplificación. De ahí que estas nuevas "enfermedades" no delaten tantos cambios en la condición humana como en su decorado ideológico. Los gestores siguen fieles a la barbarie del chivo expiatorio, aunque en vez de quemar públicamente a desviados ahora propongan "atención, tratamiento y prevención". Mueve a estupor que alguien formado en tradiciones hipocráticas y galénicas (...) proponga atención, tratamiento y prevención para meros síntomas, y que lo proponga por el camino de controlar o prohibir cosas ni buenas ni malas, sino oportunas o inoportunas dependiendo de la ocasión y el sujeto. Pero así -pintados como infierno del juego, infierno de la bulimia, infierno de la cleptomanía, infierno de las drogas, etc- los nuevos chivos expiatorios permitirán pedir "más dotación en recursos profesionales". Si distinguiésemos el rábano de las hojas diríamos que éstas son conductas viciosas, y aquél un mundo difícil de vivir para bastantes, o casi todos.

ANTONIO ESCOHOTADO, Retrato del libertino. Ed. Espasa Calpe, 1998.

RALPH WALDO EMERSON

No podemos escribir el orden de los vientos variables. ¿Cómo podríamos comprender la norma de nuestros humores cambiantes y nuestra susceptibilidad? Sin embargo difieren como todo y nada. En lugar del firmamento de ayer que nuestros ojos requieren, hoy es una cáscara de huevo que nos encierra; ni siquiera podemos ver dónde están las estrellas que marcan nuestro destino, ni cuáles son. Día a día, los datos capitales de la vida humana se nos esconden. Súbitamente la niebla se levanta y los revela, y pensamos en el tiempo útil que se ha perdido y que hubiésemos podido invertir si hubiéramos tenido al menos una pista de estas cosas. Una súbita elevación en la carretera nos muestra un sistema montañoso y todos sus picos, que han estado tan cerca de nosotros como ahora todo el año pero que nuestra mente no registraba. Pero estas alteraciones no carecen de orden y algo tenemos que ver en nuestra cambiante fortuna. Si la vida parece una sucesión de sueños, también la justicia poética se hace de sueños. Las visiones de los hombres buenos son buenas; pero la voluntad indisciplinada se fustiga con malos pensamientos y mala suerte. Cuando rompemos las leyes, perdemos nuestro asidero en la realidad central. Como enfermos en un hospital, vamos de cama en cama, de locura en locura; y el destino de estos proscritos -criaturas quejosas, estúpidas, comatosas-, de cama en cama, de la nada de la vida a la nada de la vida, no puede significar mayor cosa (...) ¿Por qué habríamos de temer que los elementos salvajes nos aplasten si estamos hechos de esos mismos elementos? Construyamos para la Bella necesidad, que hace al hombre valiente en su convicción de que no puede eludir un peligro señalado ni provocar uno que no lo haya sido (R.W.E, El sentido de la vida)

HAROLD BLOOM, Genios. Ed. Norma, 2005.

viernes, junio 09, 2006

PROTOMUNDO

Para desgracia de los racistas, toda la humanidad desciende de un grupo específico originario del este de África: del lenguaje que hablaron aquellos remotos antecesores hace cien mil años descienden todos los lenguajes humanos. Ese lenguaje originario ha sido llamado protomundo, y se han descubierto los grandes rasgos de su evolución hasta las múltiples lenguas que se hablan hoy en día a lo largo del planeta. Parece un árbol que se ramifica. El protomundo se dividió en dos ramas: de la rama khoisiana, la más antigua, salieron algunos lenguajes hablados en el sur de África. La otra rama, la congosaharaui, se bifurcó a su vez: por un lado dio origen a idiomas centro y norafricanos, y por el otro a las tres protolenguas que habló más tarde el resto del mundo: el amerindio (de donde derivan la mayoría de los lenguajes americanos), el denecaucásico (de él vienen, entre otros, el sinotibetano, raíz del chino, el vasco, el etrusco e incluso algunos lenguajes originarios de América del Norte, llevados a cuestas de migraciones a través del estrecho de Bhering) y el nostrático. Hace trece mil años, el nostrático empezó a fragmentarse en familias, lenguas y dialectos: el afroasiático, el altaico y el indoeuropeo, idiomas que se hablaron hace unos diez a ocho mil años. Hace nueve mil años, del afroasiático se generó el semítico, raíz del árabe y el hebreo. El altaico dio origen al turco, el japonés, el coreano y otras lenguas de Oriente. El indoeuropeo, por su parte, se dividió en varias grandes lenguas: el celta, el teutónico, el báltico, el eslavo, el iranio (raíz del sánscrito), el índico y el itálico (de donde viene el latín y luego las lenguas romances como el español, el italiano o el francés). Del celta descienden idiomas como el galés y el irlandés. Del teutónico, el alemán, el inglés, el sueco, el islandés, el danés y otras lenguas nórdicas. Del eslavo, el ruso y el polaco (...) Hace cien mil años, en aquel lejano idioma "lengua" se decía "tel": el término inglés "tell", decir, contar, es un tataranieto reconocible. "Yo" se decía "ngai"; "changa" significaba "nariz" y también "olor".

LEONARDO MOLEDO, Curiosidades de la ciencia. Ed. Sudamericana, 1997.

jueves, junio 08, 2006

EL DECAMERÓN

Giovanni Boccaccio es el poeta que ha hecho inolvidable para los europeos el teorema de la supervivencia en pequeñas comunidades en medio del desastre de lo grande. El Decamerone se deja leer todavía hoy como una pieza maestra sobre la conexión entre lo festivo regenerador y la política en pequeño formato. Después de que la peste irrumpiera en Florencia, se vio que, en poco tiempo, se desmoronaron todos los vínculos civiles y humanos entre los individuos, como si una peste psíquica se hubiera superpuesto a la peste física. La estancia en la ciudad agonizante se convierte para los supervivientes en una pesadilla. Como los florentinos apenas sí saben a qué deben temer más, si al contagio, al saqueo o al hambre, caen en una desorientación semejante a una parálisis. En la ciudad, que ha perdido su tarea común puesto que ya no protege la buena vida de sus ciudadanos, todo está, de pronto, permitido, todo es pasajero. Atomizados sujetos de la angustia se esconden en sus casas o vagan solos por la calle. En esta situación, una mujer joven toma la iniciativa, y convence a seis de sus amigas y a tres varones jóvenes para que se retiren juntos a una casa de campo frente a las puertas de la ciudad, a fin de protegerse y aguantar allí, con alegría y humanidad, hasta el fin de la plaga. Así se llega al memorable arreglo que prepara el marco del libro de las diez veces diez historias de Boccaccio. En esta obra capital del humanismo, la frivolidad está puesto al servicio de las cosas más serias (...) los jóvenes florentinos, que se han reunido alrededor de la amena Pampinea, hablan de la posibilidad de la pertenencia mutua tras la ruina de la forma política. Ellos encarnan la lección decisiva de todas las ciencias antropológicas modernas: si los grandes órdenes se parten en dos, el arte de la pertenencia mutua sólo puede comenzarse de nuevo desde los órdenes pequeños. La regeneración de los hombres por obra de los hombres presupone un espacio en el que, por la convivencia, se inaugure un mundo (...) En estos escenarios sería reconocible el renacimiento de las hordas originarias, las posibilitadoras de seres humanos.

PETER SLOTERDIJK, En el mismo barco. Ed. Siruela, 1994.

miércoles, junio 07, 2006

EL PECADO ORIGINAL

Kafka no ha predicado humildad, sino que ha recomendado el comportamiento de más garantía contra el mito: la astucia. Para él, la única, débil, mínima posibilidad de impedir que el mundo tenga al final razón consiste en dársela. Como el más pequeño de los hijos en los cuentos, hay que hacerse inaparente, pequeño, víctima indefensa, no hay que insistir en el propio derecho según costumbre del mundo, que es el derecho y la costumbre del trueque que reproduce sin cesar la injusticia. El humor de Kafka aspira a la reconciliación del mito mediante una especie de mimetismo. También en esto sigue Kafka aquella tradición ilustrada según la cual, desde el mito homérico hasta Hegel y Marx, el acto espontáneo, el acto de la libertad, equivale al cumplimiento de la tendencia objetiva (...) Como hace milenios, busca Kafka la salvación mediante la incorporación de la fuerza del enemigo. Pretende romper la maldición de la cosificación por el procedimiento de que el mismo sujeto se cosifique. El sujeto debe realizar lo que le ocurre. "Psicología por última vez" -las figuras de Kafka reciben la orden de dejar el alma en guardarropía, en un momento de la lucha social en el que la única posibilidad del individuo burgués está en la negación de su propia composición y en la negación de la situación clasista que le ha condenado a ser lo que es. Igual que su compatriota Gustav Mahler, Kafka se pasa a los desertores. En lugar de la dignidad del hombre, supremo concepto burgués, aparece en él la salvadora meditación y recuerdo de la semejanza con el animal, semejanza de la que se nutre todo un estrato de su narrativa (...) Kafka no glorifica el mundo sometiéndose a él, sino que resiste a él mediante la no-violencia. Ante ésta, el poder tiene que confesar ser lo que es; en esto se basa Kafka (...) Los héroes del Proceso y del Castillo no se hacen culpables por culpa suya -no tienen ninguna-, sino porque intentan hacerse con el derecho. "El pecado original, la vieja injusticia cometida por el hombre, consiste en el incesante reproche que hace el hombre, en su protesta de que se le hace injusticia, de que él fue víctima del pecado original."

THEODOR ADORNO, Crítica cultural y sociedad. Ed. Sarpe, 1984.

K

La auténtica política de Kafka (...) y su paso de lo real a lo hiperreal, se encuentran en lugar más profundo. Es, en un sentido literal, un profeta. Un caso al que el vocabulario de la crítica moderna, con su presunción profana y cautelosa, tiene difícil acceso. Pues el hecho clave al respecto es la posesión de una premonición espantosa, el hecho de haber visto hasta la meticulosidad la amalgama del horror. El proceso exhibe el modelo clásico del estado de terror. Prefigura el sadismo furtivo y la histeria que el totalitarismo desliza en la vida privada y sexual, el hastío sin rostro de los asesinos. Desde que Kafka se puso a escribir, la llamada nocturna ha sonado en puertas sin número y el nombre de aquellos que son arrastrados para morir "¡como un perro!" es legión. Kafka profetiza la forma contemporánea de aquel desastre del humanismo occidental que Nietzsche y Kierkegaard habían contemplado como una incierta mancha negra en el horizonte. Valiéndose de un presentimiento de las Memorias del subsuelo, de Dostoievski, Kafka dibuja la reducción del hombre al estado de sabandija atormentada. La metamorfosis de Gregorio Samsa, que fue considerada sueño monstruoso por aquellos que primero tuvieron conocimiento del cuento, había de ser el destino literal de millones de seres humanos. La palabra exacta para sabandija, Ungeziefer, es un latigazo de clarividencia; así designaban los nazis a los gaseados. En la colonia penitenciaria no sólo entrevé la tecnología de las fábricas de muerte, sino esa paradoja especial del moderno régimen totalitario: la colaboración sutil y obscena de víctima y verdugo. Nada de cuanto se ha escrito acerca de las raíces internas del nazismo puede compararse, en lo relativo a la exactitud de percepción, con la imagen kafkiana del torturador que se introduce de manera suicida entre los engranajes del aparato de tortura. La visión de pesadilla de Kafka puede haber derivado perfectamente de los escarnios privados y las neurosis. Pero ello no disminuye su importancia siniestra, la prueba que da de que el gran artista posee antenas que captan esencias que sobrepasan la orilla de lo presente y convierten lo oscuro en diáfano (...) Kafka fue perseguido por las intimaciones específicas de lo inhumano. Observó en el hombre el nacimiento de lo bestial. Las murallas de la vieja ciudad del orden habíanse erguido ominosas con la sombra de la ruina próxima (...) Kafka observó en 1914: "Encuentro ofensiva la letra K, casi nauseabunda, y sin embargo, la sigo utilizando, pues debe ser característica mía." En el alfabeto del sentimiento y la percepción humanos, esa letra partenece ahora invariablemente a un solo hombre.

GEORGE STEINER, Lenguaje y silencio. Ed. Gedisa, 1990.

RODOLFO WALSH

La Conducción Nacional montonera (...) tuvo en sus manos el borrador de la "Orden de Batalla 24 de marzo" y era informada con puntualidad sobre la exitosa marcha de los planes enemigos por el servicio de inteligencia que dirigía Rodolfo Walsh. Hubo un instante en que debieron decir basta y liberar a los miembros de la organización de la trampa orgánica que consistía en seguir ligados por los hilos del aparato organizativo, condición de posibilidad del exterminio. Los jefes no lo hicieron, disfrazando a sus bases la propia realidad y la del adversario para lograr que se continuara combatiendo. Ante esto la actitud de Walsh fue la más coherente. Viendo que no podía cambiar nada, conspiró para dar un "golpe de Estado" interno una vez que la Conducción Nacional se fue del país a fines de 1976. Se basaba en la experiencia de la revolución argelina, que conocía al dedillo. Allí la "conducción exterior" tuvo que plegarse a la "interior". Pero en la Argentina y con los Montoneros no se dio. Al constatar que su anhelo no prosperaba Walsh tomó distancia de la estructura guerrillera. Cuando cayó prácticamente ya no tenía nada que ver con el funcionamiento orgánico aunque reivindicara su experiencia personal para corregir el rumbo equivocado, y se identificara a sí mismo como montonero.

JUAN GASPARINI, Montoneros. Final de cuentas. Ed. de la Campana, 1999.

martes, junio 06, 2006

PODER SER NADIE

No es infrecuente que en beneficio de los intereses de supervivencia sea necesario el poder ser nadie. La Odisea sabe esto en su pasaje más grandioso y jocoso. Ulises, el héroe griego de gran presencia de espíritu, le grita al cegado Cíclope en el momento decisivo de su intento por conseguir la huida de la cueva de éste: ¡Fue nadie el que te cegó! De esta manera se pueden superar uniocularidad e identidad. Con esta exclamación Ulises, el maestro de la inteligente autoconservación, alcanza la cumbre de la presencia de espíritu. Abandona la esfera de las primitivas causalidades morales, la red de la venganza. A partir de aquí está a salvo de la "envidia de los dioses". Los dioses se ríen del Cíclope cuando éste les exige tomar venganza. ¿De quién? De nadie.
Fue y sigue siendo la utopía de la vida consciente un mundo en el que cada uno se puede tomar el derecho de ser Ulises dejando vivir al nadie a pesar de la historia, a pesar de la política, a pesar de la nacionalidad, a pesar de la "algunidad". En la forma del cuerpo despierto, debe emprender el viaje sin destino de la vida que nada se priva. En el peligro, el que tiene presencia de espíritu descubre de nuevo y en sí mismo el "ser nadie". Entre los polos del ser nadie y del ser alguien se tensan las aventuras y las incidencias de la vida consciente. En ella se supera definitivamente toda ficción de un yo vigente. Por eso es Ulises y no Hamlet el auténtico ancestro de la inteligencia moderna y perpetua.

PETER SLOTERDIJK, Crítica de la razón cínica. Ed. Taurus, 1989.

ULISES Y LAS SIRENAS

Además de navegar entre esos peñascos y elegir entre los peligros de Escila y Caribdis, pasarán cerca del islote de las Sirenas. Quien escucha su canto está perdido, porque los marinos no resisten su embrujo y su nave es destruida por los escollos. Desde su nave, Ulises divisa el peñasco de las cantantes. ¿Qué hace el ingenioso rey? Trae consigo cera, y al avistar el islote en el que se agazapan las Sirenas, esas aves-mujeres o mujeres-aves, cantantes de bella voz, tapa las orejas de sus tripulantes para que no las escuchen, pero él no renuncia a escucharlas. No sólo es el hombre de la lealtad y la memoria sino también, como en el episodio del Cíclope, aquel que quiere saber incluso lo que no debe conocer. No quiere pasar cerca de las Sirenas sin escuchar su canto, sin saber qué cantan y cómo lo hacen. Por consiguiente, conserva destapadas las orejas, pero se hace sujetar al mástil con ligaduras tan firmes que no le permiten moverse. Pasa la nave y al acercarse a la isla se produce lo que los griegos llaman galene: una calma chicha, sin viento, sin el menor ruido. Entonces se alza el canto de las Sirenas, que se dirigen a Ulises como si fueran las Musas, hijas de Memoria, las que inspiran a Homero cuando canta sus poemas y al aedo cuando relata las hazañas de los héroes: -Ulises, glorioso Ulises, Ulises bienamado, ven, escúchanos, te diremos todo, cantaremos la gloria de los héroes, tu propia gloria.
Al mismo tiempo que éstas revelan la Verdad, es decir, exactamente lo que ha pasado, la isla de las Sirenas aparece rodeada por una masa de cadáveres cuya carne se pudre al sol sobre la arena. Los muertos son aquellos que han cedido a la seducción del canto. Las Sirenas son a la vez la atracción del deseo de saber, el deseo erótico -ellas son la seducción misma-, y la muerte. Lo que dicen a Ulises es lo que se dirá de él cuando ya no exista, cuando haya franqueado la frontera entre el mundo de la luz y el de las tinieblas, cuando sea el Ulises de los relatos que hacen los hombres (...) Se lo relatan en vida como si ya estuviera muerto (...) Lo atraen hacia esa muerte que será la consagración de su gloria, esa muerte que Aquiles no desea más, aunque la deseaba cuando estaba vivo porque sólo ella puede darles a los humanos un renombre imperecedero (...) Finalmente, la nave se aleja de ellas para siempre...

JEAN-PIERRE VERNANT, Érase una vez... Ed. F.C.E, 2002.

lunes, junio 05, 2006

PENSAMIENTO LATERAL

El pensamiento lateral tiene mucho en común con la creatividad; pero mientras esta última constituye con excesiva frecuencia sólo una descripción de resultados, el pensamiento lateral incluye la descripción de un proceso. Ante un resultado creativo sólo puede sentirse admiración; pero un proceso creativo puede ser aprendido y usado conscientemente. La creatividad está rodeada de un aura mística, a la manera de un talento misterioso, lo cual quizás es justificable en el mundo del arte, que exige sensibilidad estética, emotividad y capacidad innata de expresión, pero tiene menos razón de existir en otros campos. Cada vez se valora más la creatividad como factor de cambio y de progreso; se le confiere un valor superior al conocimiento técnico a causa de que éste es más asequible. Para poder hacer pleno uso de la creatividad es preciso extirparle ese halo místico y considerarla como un modo de emplear la mente y manejar información. Tal es la función del pensamiento lateral. Éste tiene como fin la creación de nuevas ideas, normalmente se relacionan las ideas nuevas con el ámbito de la invención técnica; sin embargo, la invención de nuevos dispositivos técnicos es sólo uno de los múltiples aspectos que derivan de la creatividad. Las nuevas ideas son factores de cambio y progreso en todos los campos, desde la ciencia y el arte, a la política y la felicidad personal. El pensamiento lateral tiene como función también la liberación del efecto restrictivo de las ideas anticuadas. Ello conduce a cambios de actitudes y enfoques, a la visión diferente de conceptos inmutables hasta entonces. La liberación del efecto polarizador de las viejas ideas y el estímulo de nuevas ideas es una doble función del pensamiento lateral.
El pensamiento lateral difiere fundamentalmente del pensamiento vertical o lógico, basado en el avance de las ideas a través de fases justificadas en sí mismas. En el pensamiento lateral la información no se usa como un fin en sí misma, sino como medio para un efecto determinado; se emplean a menudo como punto de partida planteamientos erróneos para llegar a una solución, al contrario del pensamiento vertical, en el que dicho procedimiento se descarta por principio. En el pensamiento lateral se busca a veces información que nada tiene en común con el problema que se estudia (...) La enseñanza ha rendido siempre culto exclusivo al pensamiento lógico o vertical.

EDWARD DE BONO, El pensamiento lateral. Ed. Paidós, 2000.

domingo, junio 04, 2006

LA LOTERÍA EN BABILONIA

(Fragmento) Mi padre refería que antiguamente -¿cuestión de siglos, de años?- la lotería en Babilonia era un juego de carácter plebeyo. Refería (ignoro si con verdad) que los barberos despachaban por monedas de cobre rectángulos de hueso o de pergamino adornados de símbolos. En pleno día se verificaba un sorteo: los agraciados recibían, sin otra corroboración del azar, monedas acuñadas de plata. El procedimiento era elemental, como ven ustedes. Naturalmente, esas "loterías" fracasaron. Su virtud moral era nula. No se dirigían a todas las facultades del hombre: únicamente a su esperanza. Ante la indiferencia pública, los mercaderes que fundaron esas loterías venales comenzaron a perder dinero. Alguien ensayó una reforma: la interpolación de unas pocas suertes adversas en el censo de números favorables. Mediante esta reforma, los compradores de rectángulos numerados corrían el doble albur de ganar una suma y de pagar una multa a veces cuantiosa. Ese leve peligro (por cada treinta números favorables había un número aciago) despertó, como es natural, el interés del público. Los babilonios se entregaron al juego. El que no adquiría suertes era considerado un pusilánime, un apocado. Con el tiempo, ese desdén justificado se duplicó. Era despreciado el que no jugaba, pero también eran despreciados los perdedores que abonaban la multa. La Compañía (así empezó a llamársela entonces) tuvo que velar por los ganadores, que no podían cobrar los premios si faltaba en las cajas el importe casi total de las multas. Entabló una demanda a los perdedores: el juez los condenó a pagar la multa original y las costas o a unos días de cárcel. Todos optaron por la cárcel, para defraudar a la Compañía. De esa bravata de unos pocos nace el todopoder de la Compañía: su valor eclesiástico, metafísico (...)

JORGE L. BORGES, Ficciones. Obras Completas. Ed. Emecé, 2002.

EL SABER

El saber sólo se afina y se alivia en los confines, cuando la verdad ya no constituye la instancia a la que debiera finalmente someterse. Lo no verdadero que no es lo falso, atrae el saber fuera del sistema, en el espacio de una deriva en que ya no mandan las palabras claves, en que la repetición no es un operador de sentido (sino el derrumbe de lo extremo), en que el saber, sin pasar al no saber, no depende más de sí mismo, no resulta ni produce un resultado, sino que cambia imperceptiblemente, esfumándose: no más saber, sino efecto de saber. En el saber que siempre ha de librarse del saber, no hay saber anterior, no hereda de sí mismo, por tanto tampoco hay una presencia de saber. No apliques un saber, no lo repitas. Fin de la teoría que posee y organiza el saber. Espacio abierto a la "teoría ficticia", ahí donde la teoría, mediante la ficción, corre peligro de muerte. Ustedes teóricos, sepan que son mortales y que la teoría ya es la muerte que llevan en sus adentros. Sépanlo, conozcan su compañero. Tal vez sea cierto que "sin teorización, no darían un paso adelante", pero este paso es un paso más hacia el abismo de verdad. De allí sube el rumor silencioso, la intensidad tácita. Cuando cesa el señorío de la verdad, vale decir, cuando la referencia a la alternancia verdadero-falso (incluso su coincidencia) deja de imponerse, siquiera como el trabajo del habla futura, el saber sigue buscándose y tratando de inscribirse, pero en otro espacio donde no hay más dirección. Cuando el saber dejó de ser un saber de verdad, entonces de saber es que se trata: un saber que quema el pensamiento, como saber de paciencia infinita.

MAURICE BLANCHOT, La escritura del desastre. Ed. Monte Ávila, 1990.

EL NIHILISMO

La búsqueda del sentido, que sin desfallecer disuelve y examina de nuevo todas las teorías y reglas aceptadas, puede en cualquier momento volverse contra sí mismo, por así decirlo, y producir una inversión en los antiguos valores y declararlos como "nuevos valores". Esto, hasta cierto punto, es lo que Nietzsche hizo cuando invirtió el platonismo, olvidando que un Platón invertido todavía es Platón, o lo que hizo Marx cuando dio la vuelta a Hegel, produciendo en ese proceso un sistema estrictamente hegeliano de la historia. Tales resultados negativos del pensamiento serán posteriormente usados durante el sueño, con la misma rutina irreflexiva que los antiguos valores; en el momento que son aplicados en el dominio de los asuntos humanos, es como si nunca hubieran pasado por el proceso de pensamiento. Lo que comúnmente denominamos nihilismo en realidad es un peligro inherente a la actividad misma del pensar. No hay pensamientos peligrosos; el mismo pensar es peligroso; pero el nihilismo no es su resultado. El nihilismo no es más que la otra cara del convencionalismo; su credo consiste en la negación de los valores vigentes denominados positivos, a los que permanece vinculado. Todo examen crítico debe pasar, al menos hipotéticamente, por un estadio que niegue los "valores" y las opiniones aceptadas buscando sus implicaciones y supuestos tácitos, y en este sentido el nihilismo puede ser visto como el peligro siempre presente del pensamiento. Pero este riesgo no emerge de la convicción socrática de que una vida sin examen no tiene objeto vivirla, sino, por el contrario, del deseo de encontrar resultados que hicieran innecesario seguir pensando. El pensar es igualmente peligroso para todas las creencias y, por sí mismo, no pone en marcha ninguna nueva. Sin embargo, el no pensar, que parece un estado tan recomendable para los asuntos políticos y morales, tiene también sus peligros. Al sustraer a la gente de los peligros del examen crítico, se les enseña a adherirse inmediatamente a cualquiera de las reglas de conducta vigentes en una sociedad dada y en un momento dado. Se habitúan entonces menos al contenido de las reglas -un examen detenido de ellas los llevaría siempre a la perplejidad- que a la posesión de reglas bajo las cuales subsumir particulares. En otras palabras, se acostumbran a no tomar nunca decisiones.

HANNAH ARENDT, De la historia a la acción. Ed. Paidós, 1995.

LA PROSTITUTA Y EL GENIO

GENIO.- Vengo a ti para acostarme contigo.
PROSTITUTA.- Siéntate.
G.- Quiero sentarme a tu lado. Tan sólo al tocarte me siento como si hubiera descansado durante años.
P.- Me inquietas. Cuando me acuesto contigo no puedo dormir.
G.- Todas las noches hay hombres contigo en esta habitación. Siento como si yo les hubiera acogido y ellos me hubieran mirado con desprecio y se hubieran marchado.
P.- Dame la mano. En tu mano dormida noto que has destruido todos tus poemas.
G.- Ahora sólo pienso en mi madre. ¿Puedo hablarte de ella? Me dio a luz. Dio a luz como tú: cientos de poemas muertos. Como tú, tampoco conoció a sus hijos. Éstos fornicaban con extraños.
P.- Como los míos.
G.- Mi madre solía vigilarme, preguntarme, escribirme. Por ella he olvidado yo a todos los hombres. Todos eran mi madre. Todas las mujeres me han parido, pero ningún hombre me ha engendrado.
P.- De eso se lamentan todos los que se acuestan conmigo. Cuando están conmigo y echan un vistazo a sus vidas, les parece como que una espesa ceniza les sube hasta la garganta. Nadie les ha fecundado, y vienen a mí para no fecundar.
G.- Todas las mujeres a quienes vengo a visitar son como tú. Me han parido muerto y quieren concebir de mí un muerto.
P.- Pero yo soy la más animosa ante la muerte. (Se van a dormir)

WALTER BENJAMIN, La metafísica de la juventud. Ed. Paidós, 1993.

sábado, junio 03, 2006

POSEÍDO DEL ALBA

El alba me sorprenderá
con la vista sumergida en el mar
¿dónde van los colores a la cerrazón?
Estas son luces que nacen y mueren
Ya no quedan más amigos de lo eterno
El cielo con violencia se dá,
puede chuparte la energía total
Y si el cielo te busca, no tenés que estar
Soy un ángel de hambres muy bien reales
Soy tan frágil que tengo, como vos, que transformarme
Hoy te quiero proponer que mires en tu mar, mar cerebral,
porque yo sé, ¡mar, masa de mar lo que yo sé!
Si no, bajo esta piel antigua yo ya no voy a estar

PESCADO RABIOSO, Pescado 2. Sony Music, 1973.

viernes, junio 02, 2006

FÚTBOL

El poeta francés Jacques Prévert describía cruelmente el destino de la clase obrera evocando la inquietud del domingo por la tarde, dado que se aproximaba el lunes, y el martes, y el miércoles, y... el domingo por la tarde. Sin duda, desde entonces algo ha cambiado: el tiempo de vacuidad se ha duplicado y con ello esa espera temerosa del correlativo trabajo esclavizador (...) Mas, vinculada a sábado o a domingo, una constante perdura: el fútbol, que aparece no sólo como referencia ordenadora de las jornadas de ocio, sino como complemento de las conversaciones político-humanistas del resto de la semana. Hubo un tiempo en que el papel sórdido desempeñado por este deporte parecía que estaba claro, al menos para quienes enarbolaban ante las miserias del orden social una actitud de resistencia. Mas hubo también en esto un aggiornamento y la fracción contestataria de la clase intelectual dejó de ver con pavor la genuflexión de toda actitud racional a la que se asiste en los estadios, entreviendo incluso en tal actitud algún rescoldo de reivindicación auténtica. Se confunde así realmente al pueblo con la masa y se insulta al primero con la falacia de que sólo bajo forma degenerada de identificación en un ritual artificioso puede manifestarse el odio de una existencia que se arrastra de lunes a domingo por la tarde (...) Todos y cada uno de los presentes en el estadio sienten que el hincha proyecta imaginariamente una realidad a la que no se enfrenta; en tal sentido, literalmente delira (...) Entonces la frustración por un problema en principio contingente (ganar o no en un juego formal y gratuito), tiene carga de mutilación real, y a la par que la rivalidad artificiosa se convierte en auténtico odio, el falso ciudadano se revela verdadera fiera. Los responsables del orden lo saben bien, puesto que erigen verjas para que el campo de fútbol sea efectivamente lo que está llamado a ser: campo de concentración... de concentración y de canalización. No es en modo alguno azar que de vez en cuando personas lleguen a ser asesinadas por llevar los colores de un club. Morir por éste es quizás un buen modo de empezar a morir por esas abstracciones que el irracionalismo y el irredentismo de todo cuño ofrecen como pasto a los sujetos privados de juicio y de vida.

VICTOR GÓMEZ PIN, La dignidad. Ed. Paidós, 1995.

USA 1840

Veo una multitud innumerable de hombres iguales y semejantes, que no hacen sino girar sobre sí mismos para procurarse pequeños y vulgares placeres, con los que llenan su alma. Cada uno de ellos, apartado de los demás, vive como extraño al destino ajeno, y sus hijos y amigos constituyen para él toda la raza humana; en cuanto al resto de sus conciudadanos, aunque vive a su lado no los ve; los toca pero no los siente; no existe más que él y para él (...) Por encima de éstos se alza un poder inmenso y tutelar que se encarga por sí solo de asegurarles el disfrute de sus bienes y de velar por su suerte. Absoluto, minucioso, sistemático, previsor y benigno, se asemejaría a la autoridad paterna si, como ésta, tuviese por fin preparar a los seres humanos para la edad de hombre; pero, por el contrario, no persigue sino retenerlos irrevocablemente en la infancia; se muestra contento de que los ciudadanos se diviertan, con tal de que no piensen sino en divertirse. Se esfuerza gustosamente por asegurar su felicidad, pero pretende ser su único agente y su único árbitro; les proporciona seguridad, prevé y garantiza sus necesidades, facilita sus placeres, guía sus principales negocios, dirige su industria, regula sus sucesiones, reparte sus herencias; ¿por qué no habría de ahorrarles el fastidio de pensar y el esfuerzo de vivir?

ALEXIS DE TOCQUEVILLE, La democracia en América. Ed. Alianza, 2002.

DATOS

Durante las crisis lo bueno para la persona singular es que no se la vea; y lo mejor, no estar presente. Aquí tienen importancia dos presupuestos: el camuflaje y la movilidad.
El enorme valor que hoy se otorga a la "protección de datos" es un testimonio de que las necesidades de seguridad han crecido mucho. Parece perdida de antemano la batalla de la persona singular contra el "tratamiento de datos", si tenemos en cuenta que, además del Estado, de la sociedad, de la economía y, ante todo, de los medios de comunicación, hay también otros grupos que se ocupan de examinarnos a todos y cada uno de nosotros con rayos X, hasta en los menores detalles. Eso comporta que siempre "haya algo" contra uno.

ERNST JÜNGER, La tijera. Ed. Tusquets, 1997.

jueves, junio 01, 2006

EL ANHELO

El anhelo es una arremetida en los flancos esquivos de la vida; es el pedernal que le arranca chispas. Aquellos en quienes la chispa de la vida quema y alumbra lo prefieren al maduro y gratuito logro... Una verdad en la que se reposa, precaria siempre, como hija del tiempo, cierra el camino a las conquistas de nuevas verdades; es la muerte bajo un rincón de cielo claro, pero sin horizontes. El anhelo no es un sentimiento ni un temple de ánimo pasivo ni un mero acto emocional -placas veladas, negativos irrevelables, que no nos anticipan los contornos del "reino buscado-, sino una apertura ontológica sobre la esencia de lo real, la que merced a él se nos revela directamente, por una vislumbre, en el ensueño y en la creación artística. Lo que el anhelo bosqueja sobre el fondo proteico del ser, lo que el hombre sueña, tejiendo sutil urdimbre, es también realidad, es la realidad de los poetas encargados de forzar el destino. La antorcha del anhelo la encendieron los poetas. Ardiente, quemante se la van pasando de mano en mano, de dolor en dolor, de visión en visión, punzantes, instantáneos. Van a la conquista de lo supremo: floración lumínica, oculta en los últimos pliegues de la sombra. Irrumpen en lo desconocido, se enfrentan con lo inenarrable, resueltos a asir, intacto y candente, el secreto de la flor inmarcesible. Prometeo, el primer rebelde y primer poeta, robó fuego celeste y les "enseñó a los hombres el nacimiento de los astros y sus puestas irregulares" (Esquilo). Desde entonces, prometeico alumbró el anhelo, inició sus ciclos, y, tras desigual ocaso, gélida noche apaga su fulgor. Es el anhelo lo que puso llama en las órbitas: sosegada y larga lumbre en el olímpico Goethe, delirio y abismática locura en Hölderlin, combustión finita y despreciativa amargura en Rimbaud. Y en Lautreamont, súbita ignición, que conjura coágulos fosforescentes en los ángulos de la noche, y exhibe párpados tumefactos y ardidos. A la estructura mutable del mundo, hecha de antinomias, tal como la refleja el proceso del conocimiento, el anhelo la integra en su propia realidad ensoñada, ya que él, como nosotros -que ocupamos interinamente su lugar- "estamos hechos de la madera de los sueños".

CARLOS ASTRADA, Órbitas en llamas. Revista Confines, diciembre 2004.