jueves, junio 08, 2006

EL DECAMERÓN

Giovanni Boccaccio es el poeta que ha hecho inolvidable para los europeos el teorema de la supervivencia en pequeñas comunidades en medio del desastre de lo grande. El Decamerone se deja leer todavía hoy como una pieza maestra sobre la conexión entre lo festivo regenerador y la política en pequeño formato. Después de que la peste irrumpiera en Florencia, se vio que, en poco tiempo, se desmoronaron todos los vínculos civiles y humanos entre los individuos, como si una peste psíquica se hubiera superpuesto a la peste física. La estancia en la ciudad agonizante se convierte para los supervivientes en una pesadilla. Como los florentinos apenas sí saben a qué deben temer más, si al contagio, al saqueo o al hambre, caen en una desorientación semejante a una parálisis. En la ciudad, que ha perdido su tarea común puesto que ya no protege la buena vida de sus ciudadanos, todo está, de pronto, permitido, todo es pasajero. Atomizados sujetos de la angustia se esconden en sus casas o vagan solos por la calle. En esta situación, una mujer joven toma la iniciativa, y convence a seis de sus amigas y a tres varones jóvenes para que se retiren juntos a una casa de campo frente a las puertas de la ciudad, a fin de protegerse y aguantar allí, con alegría y humanidad, hasta el fin de la plaga. Así se llega al memorable arreglo que prepara el marco del libro de las diez veces diez historias de Boccaccio. En esta obra capital del humanismo, la frivolidad está puesto al servicio de las cosas más serias (...) los jóvenes florentinos, que se han reunido alrededor de la amena Pampinea, hablan de la posibilidad de la pertenencia mutua tras la ruina de la forma política. Ellos encarnan la lección decisiva de todas las ciencias antropológicas modernas: si los grandes órdenes se parten en dos, el arte de la pertenencia mutua sólo puede comenzarse de nuevo desde los órdenes pequeños. La regeneración de los hombres por obra de los hombres presupone un espacio en el que, por la convivencia, se inaugure un mundo (...) En estos escenarios sería reconocible el renacimiento de las hordas originarias, las posibilitadoras de seres humanos.

PETER SLOTERDIJK, En el mismo barco. Ed. Siruela, 1994.