domingo, junio 04, 2006

LA PROSTITUTA Y EL GENIO

GENIO.- Vengo a ti para acostarme contigo.
PROSTITUTA.- Siéntate.
G.- Quiero sentarme a tu lado. Tan sólo al tocarte me siento como si hubiera descansado durante años.
P.- Me inquietas. Cuando me acuesto contigo no puedo dormir.
G.- Todas las noches hay hombres contigo en esta habitación. Siento como si yo les hubiera acogido y ellos me hubieran mirado con desprecio y se hubieran marchado.
P.- Dame la mano. En tu mano dormida noto que has destruido todos tus poemas.
G.- Ahora sólo pienso en mi madre. ¿Puedo hablarte de ella? Me dio a luz. Dio a luz como tú: cientos de poemas muertos. Como tú, tampoco conoció a sus hijos. Éstos fornicaban con extraños.
P.- Como los míos.
G.- Mi madre solía vigilarme, preguntarme, escribirme. Por ella he olvidado yo a todos los hombres. Todos eran mi madre. Todas las mujeres me han parido, pero ningún hombre me ha engendrado.
P.- De eso se lamentan todos los que se acuestan conmigo. Cuando están conmigo y echan un vistazo a sus vidas, les parece como que una espesa ceniza les sube hasta la garganta. Nadie les ha fecundado, y vienen a mí para no fecundar.
G.- Todas las mujeres a quienes vengo a visitar son como tú. Me han parido muerto y quieren concebir de mí un muerto.
P.- Pero yo soy la más animosa ante la muerte. (Se van a dormir)

WALTER BENJAMIN, La metafísica de la juventud. Ed. Paidós, 1993.