domingo, agosto 13, 2006

CON PICASSO EN PARÍS (22-7-1942)

Por la tarde en el estudio de Picasso (...) Aparte de una pequeña vivienda y de unos trasteros, la casa consta de dos amplias estancias que son como graneros; al parecer utiliza la de abajo para sus trabajos de escultura y la de arriba para pintar (...) Primero estuvimos viendo abajo viejos papeles y luego subimos al piso de arriba. Entre los cuadros que allí había me han gustado sobre todo dos sencillos retratos de mujer y luego, de modo especial, una playa; cuanto más se la contemplaba, más parecía florecer con tonos rojos y amarillos (...) Otras obras, como una serie de cabezas asimétricas, me han parecido monstruosas. Sin embargo, cuando a un talento tan extraordinario como el de Picasso se lo ve dedicarse a tales asuntos años y decenios, es preciso concederle la correspondencia objetiva, aun cuando escape a nuestra percepción. En el fondo se trata de cosas no vistas todavía, no nacidas todavía, y de experimentos de naturaleza alquímica (...) La imagen del ser humano es pre-vista mágicamente y son pocos los que sospechan la terrible profundidad de la decisión tomada por el pintor. Sobre el influjo ejercido por sus obras: -Mis cuadros causarían el mismo efecto si, una vez acabados, los envolviese y sellase, sin mostrarlos. Se trata de manifestaciones de índole directa. Sobre la guerra: -Nosotros dos, aquí sentados, negociaríamos la paz esta misma tarde. Al atardecer la gente podría encender las luces.

ERNST JÜNGER, Radiaciones I. Ed. Tusquets, 2005.