lunes, agosto 28, 2006

EL INGENIERO BALDER

Sin duda la consagración supone un objeto elevado (el arte, la patria, la ciencia, etc), pero como inevitablemente el ordenamiento de esta consagración se produce, en la sociedad dada, por medio de individualidades y particularidades (determinada empresa académica o comercial, determinado grupo gobernante, determinado cuerpo profesoral, etc) que se imponen a su vez como los intermediarios ya ordenables y ordenados, resulta de aquí una determinación externa que en principio no es ajena. Y si no percibimos la necesidad de adaptarnos a ella, o, lo que es lo mismo, si percibimos la superfluidad de esa adaptación, buscaremos posiblemente la autodeterminación en el consagrarnos, en cada caso, a una singularidad como tal, en la que la importancia radique en el encanto que emana de ella, esto es, en una mujer. Y, en efecto, nada ni nadie prescriben que Balder viva para y muera por Irene Loayza; sólo sería su decisión; es él mismo, su vida, su tiempo... los que se dedican a Irene. Pero como, a la vez, la muerte por ella no sería un provecho para esta singularidad que es sólo una singularidad, fundamentalmente habrá que vivir para y por ella, y asegurar los medios de mantener la vida, la propia y la de ella. Así, pues, el sentido de esta abnegada y eficaz destinación a Irene exige la lubricidad y la perversión porque todo en Irene ha de ser siempre gozable y porque toda generalidad ha de hacerse singularidad gozosa al ser singularizada por Irene; de este modo, la experiencia primera de "el encanto de mirar comer a Irene" requerirá que haya de ser también encantamiento y prodigio oír orinar a Irene o atesorar sus secreciones y menstruos. Y sólo la obligación de ganarse burguesamente la vida puede ser un límite para que este enamoramiento ardoroso no degenere en chochera erótica. Extraña liberación de la coerción externa, pues implica la sumersión simultánea en un cuerpo ajeno y en el propio; pero logro, también de cierta autonomía a través de una mujer puesta en cada caso como absoluta y amorosamente deseable contra la relatividad y la heteronomía de la sociedad utilitaria.

CARLOS CORREAS, Arlt literato. Ed. Atuel, 1996.