martes, agosto 01, 2006

LA POLICÍA FILOSÓFICA

El tema de "tolerar maquinaciones culpables" puede ser comprendido no solo como un proyecto de astucia estatal por el cual el poder absoluto -o demasiado seguro de sí- se arroga el esplendor de ser paciente con sus opositores para que al cabo se exhiban públicamente, creyendo que tenían el camino expedito. También, un paso más allá, nos entrega la ideología última de la mentalidad conspirativa por la cual al enemigo del régimen es el propio régimen quién deberá generarlo. Prueba especular de su propia fuerza fantasmal, esa auto-enemistad, esa mismidad de lo antagónico, revela una de las acrobacias metafísicas más sorprendentes en el arte de la conspiración: lo define por dentro y establece su hipótesis esencial, su propia metafísica de autoanulación. Si el lector se siente asombrado por esta última frase, podemos ponerla en boca de uno de los personajes de El hombre que fue Jueves, de Chesterton, una clásica observación sobre la conspiración como un desdoblamiento conceptual de una mente cósmica (o metafísica). Estamos ante la recordable escena en la que un policía, a orillas del Támesis, le dice a un desalentado Gabriel Syme: "... el jefe de una de nuestras secciones (...) sostiene la tesis de que nuestra civilización está amenazada por una conspiración de orden puramente intelectual. (...) En consecuencia ha organizado un cuerpo especial de policías que son, al mismo tiempo, filósofos. La misión de éstos es observar el fermento reciente de la conspiración, para combatirla, no solo en el sentido penal, sino en el terreno de la controversia (...) El oficio del policía filósofo es a la vez más atrevido y más sutil que el de un detective vulgar. Éste tiene que ir a las tabernas sospechosas para arrestar ladrones. Nosotros, hojeando un libro de sonetos, adivinamos un crimen futuro." Sin embargo, aquí aún no está radicalmente avanzada la idea que en verdad preside la idea de El hombre que fue Jueves. La "policía filosófica" que desempeña las funciones de un servicio secreto que analiza hermenéuticamente ciertos "materiales culturales" o "ambientes de época", es llevada más allá por Chesterton, pues se trata de "remontar hasta el origen de esos temerosos pensamientos que conducen a los hombres al fanatismo intelectual".

HORACIO GONZÁLEZ, Filosofía de la conspiración. Ed. Colihue, 2004.