Desde el punto de vista sociológico, el amor no es observado en cuanto sentimiento (lo cual es propio del ámbito de los sistemas psíquicos) sino como medio de comunicación generalizado simbólicamente que permite expresar o negar con éxito algunos sentimientos, y de crear de esta manera las expectativas correspondientes, haciendo probable la aceptación de la comunicación en condiciones particulares de improbabilidad. El amor se diferencia en la época moderna (desde el siglo XVIII), a partir de la naciente concepción semántica de la individualidad de la persona. Luego, se convierte en base para la diferenciación entre la comunicación personal y la impersonal, haciendo al mismo tiempo depender su reproducción de esta diferenciación. La improbabilidad específica que enfrenta el amor es la de la comunicación personal íntima. No es probable que Ego acepte las peticiones de Alter de que se comprometa en escuchar y hablar de sí mismo, y en comprender sus idiosincracias. El amor hace probable una comunicación personal a un nivel más alto, en la cual el emisor trata de distinguirse de los demás individuos, se autotematiza, habla de sí mismo. Esta comunicación no es probable debido a que al elevarse la idiosincracia y la singularidad del punto de vista del que habla, va ligado al abajarse de los intereses y consenso del que escucha. La improbabilidad de la pretensión del consenso y del apoyo de parte de Ego nace porque el punto de vista de Alter es único y específico, estrictamente personal. Cobra relevancia universal un particular: Alter es relevante porque es tal como es, y pretende que Ego se entere de sus perspectivas, que las apoye y las confirme. El amor hace probable la comunicación personal íntima, en cuanto que puede tomar en cuenta la individualización radical de la persona (...) El problema del amor es la improbabilidad de que Ego acepte el experimentar de Alter como base del propio actuar: por ejemplo, que Ego vea un programa de televisión que detesta sólo porque a Alter le encanta. Ego ama cuando la experiencia de Alter es el motivo por el cual Ego observa más allá de sí mismo y actúa. Por lo tanto, el amor es el médium de la construcción del mundo con los ojos del otro (...) El amor no es estable. Las pretensiones de Alter son más elevadas mientras Alter más se individualiza como persona: quien ama debe siempre satisfacer pretensiones similares, pero un grado elevado de individualización pone en peligro el amor ya que crea fácilmente conflictos. En este punto, siempre cabe la pregunta de si el actuar de Ego está efectivamente orientado hacia el mundo de Alter, y no al propio; esta pregunta no puede no ser contestada, porque el mismo silencio es comunicación (en la medida en que se atribuye a la persona). Todo conflicto puede poner en discusión al amor, ya que éste no puede prescindir de la orientación hacia las personas.
ELENA ESPOSITO-G.CORSI-C.BARALDI, Glosario sobre la teoría social de Niklas Luhmann. Ed. Anthropos-ITESO-Universidad Iberoamericana,1996.