No temas nada y nadie será para ti terrible ni formidable, como no lo es un caballo para otro caballo o una abeja para otra abeja. ¿No ves que tus deseos y tus temores son los soldados que tus amos mantienen en tu corazón como en una ciudadela, para sujetarte? Echa fuera esta guarnición, entra en posesión de esa fortaleza, que es tuya, y serás libre.
EPICTETO, Máximas.