viernes, abril 21, 2006

ENERGÍA RENOVABLE

La humanidad comenzó a explorar fuentes de energía renovables hacia fines del siglo XIX, llegando a alcanzar, en varias de ellas, un desarrollo incipiente. Sin embargo, la aparición del petróleo, con su uso conveniente y su bajo precio, frenó ese desarrollo. La situación se mantuvo así por casi un siglo hasta que, en la década de 1970, tuvo lugar la primera crisis petrolera. Hubo entonces un gran impulso en los desarrollos relacionados con las energías renovables (solar, eólica, bioenergía, geotérmica y otras), que fue desacelerándose a medida que se mejoró en el uso más racional de los combustibles fósiles (...) Desde entonces, la situación energética se ha ido complicando, y los cada vez más preocupantes problemas relacionados con la contaminación ambiental han vuelto a impulsar el trabajo en las fuentes renovables (...) La producción energética actual corresponde en un porcentaje muy grande a recursos no renovables, y se discute fuertemente sobre el grado real de las reservas disponibles a nivel mundial. Las hay para un período prolongado, pero el centro de la discusión radica en determinar cuál es el momento en que el aumento de la producción es capaz de satisfacer una demanda creciente. En ese momento las nuevas fuentes deben comenzar a satisfacer el aumento de demanda. En los años 50 el norteamericano King Huppert propuso un conjunto de reglas básicas aplicable a cualquier recurso que se descubre, se explora y luego se agota. Una de ellas dice que el aumento de producción se hace cero cuando el nivel de las reservas totales se reduce a la mitad. Esta regla se ha verificado en casos relevantes como la producción de petróleo en los EE.UU, que alcanzó su máximo en 1973, o la rusa que lo alcanzó en los 90. Las estimaciones actuales de reservas hechas por el norteamericano Colin Campbell usando las reglas de Huppert indican que la producción mundial de petróleo llegará a su máximo entre 2005 y 2010, y a partir de ese momento comenzará una caída por un período de 50 años hasta agotar el recurso. Esto implica que se hace necesario aumentar el uso de otros recursos energéticos, algo que está sucediendo con el gas natural. Pero esta solución solo logra desplazar el problema en el tiempo, ya que este recurso también es agotable. Se estima que el pico de producción de gas natural en los EE.UU se produjo en 2003 y que este país, el mayor consumidor mundial, comenzó a aumentar sus importaciones en forma significativa. Los países de mayor poder económico, altamente dependientes de las energías convencionales, están previendo su abastecimiento a partir de las reservas internacionales y esto lo obliga a adoptar políticas que crean un alto grado de tensión. Para los países de menor desarrollo la consecuencia es la aparición de una situación incierta y volátil que afectará su desarrollo económico.
La reacción mundial a este problema difiere de región a rergión. En Europa se ha planificado de forma tal que las fuentes renovables lleguen a ocupar, en unos pocos años, el 15% de la producción de energía y alcancen el 50% para 2050. En América Latina el problema recién empieza a ser tenido en cuenta y se está promoviendo el aumento del uso de las fuentes renovables para llegar en un plazo más o menos corto a un 10% de la producción total. Para alcanzar este porcentaje es necesario mejorar sensiblemente las inversiones en las etapas que preceden al desarrollo tecnológico, tales como la formación de profesionales preparados y el aumento del apoyo a nuevos proyectos en el área. Otra consideración: la producción energética actual ha crecido sobre la base de centros de producción masivos y redes nacionales de distribución, lo que lleva a graves problemas de fiabilidad. Resulta importante cambiar esta tendencia a la concentración impulsando la producción energética distribuida. Las energías obtenidas de fuentes renovables tienen, en general, ventajas importantes en este sentido. Tanto la de origen solar como la eólica y la biomasa pueden generarse sobre la base de centrales distribuidas de menor potencia (...) Hay tres cosas que debemos encarar con firmeza: el apoyo decidido a los desarrollos que se realizan en el país; el incentivar la difusión de estos temas entre la población en general, así como el uso por parte de ésta y, finalmente, el impulso a la formación de profesionales especializados de manera de poder contar con la masa laboral necesaria para llevar adelante una transformación de nuestras fuentes energéticas.

LUIS SARAVIA, Energía de fuentes renovables. Revista Ciencia Hoy, abril-mayo 2006. El autor es profesor de la Universidad Nacional de Salta e investigador del CONICET.