sábado, mayo 27, 2006

HOMO FLORESIENSIS

Fue recientemente hallado un homínido fósil -clasificado como LB1- de unos 18 mil años de antigüedad, a 500 metros de altitud sobre el nivel del mar, en estratos del Pleistoceno final de Flores, que es una pequeña isla situada en la provincia de Manggari, al este de Indonesia. El descubrimiento se realizó en septiembre de 2003 durante una excavación arqueológica. El esqueleto es muy frágil, no está fosilizado y partes estaban todavía articuladas, como la tibia flexionada bajo el fémur. Por la erupción dentaria y su grado de uso, así como por la anatomía pélvica, se infiere que LB1 fue un individuo femenino adulto. Cerca de allí se halló un molar de otro individuo (LB2), que podría ser más antiguo a juzgar por la mayor profundidad a la que fue encontrado. Sobre la base de una extraña mezcla de caracteres primitivos y derivados, LB1 fue asignado a una nueva especie. Tiene una estatura desusadamente pequeña y un volumen cerebral tan reducido que no alcanza para guardar relación alométrica con su talla (...) se advierte claramente el carácter disímil de la relación cerebro/estatura en H. floresiensis y otros fósiles (...) La combinación que este fósil posee entre rasgos primitivos -tendiendo a las formas arcaicas- y derivados -tendiendo a las formas actuales- permite asignarlo a una nueva especie homínida: Homo floresiensis. Sus descubridores dieron un paso muy atrevido al crear una nueva especie humana, pero tampoco cayeron en el absurdo. La relativa modernidad de este fósil no debe inducirnos a pensar en si el tiempo transcurrido es o no adecuado para que haya habido una divergencia tal como para producir una nueva especie, pues al no conocerse su real historia evolutiva, poco o nada puede asegurarse respecto del tiempo que insumió desarrollar el pronunciado dwarfismo (enanismo) que presenta. Sin embargo, no sería la primera vez que los antropólogos debemos cambiar de paradigma frente a la realidad objetiva (...) En su artículo de Nature, los autores destacan que "la sobrevivencia de H. floresiensis en el Pleistoceno tardío muestra que el género Homo es morfológicamente más variado y flexible en sus respuestas adaptativas que lo generalmente aceptado" y "es posible que la historia evolutiva de este fósil sea única, pero también es dable suponer que, siguiendo la dispersión de Homo fuera de África, se pueda alcanzar mayor variabilidad que la hasta ahora documentada."

HÉCTOR PUCCIARELLI, Novedades sobre el origen del hombre moderno. Revista Ciencia Hoy, febrero-marzo 2006.