...Hitler no se daba cuenta de que la "solución final" estaba en marcha, que los judíos habían sido asesinados a miles ya en Rusia y que estaban siéndolo por entonces con gas venenoso en centros industriales de asesinato en masa que estaban funcionando ya en Chelmo, Belzec, Sobibor y Auschwitz-Birkenau (y que no tardarían en estarlo en Treblinka y Maidanek)? Eso parece inconcebible, aunque no tuviese por qué estar informado detalladamente de lo que estaba pasando, ni de los nombres de los campos de exterminio, en realidad (...) en marzo de 1942 Goebbels se había remitido a Hitler como la inspiración de la "solución más radical" de la "cuestión judía", al hablar de la liquidación de los judíos de la zona de Lublin (...) No podemos saber cuánto detalle pidió Hitler ni cuánto se le dió. Sin embargo, un indicio al menos de que estaba informado de la matanza de un enorme número de judíos lo proporciona un informe que Himmler había hecho redactar para él a finales de 1942, en el que había estadísticas sobre judíos "ejecutados" en el sur de Rusia por supuestas relaciones con la actividad "bandolera" (...) Las cifras de los que habían ayudado a las "bandas" incluían 363.211 "judíos ejecutados". La relación con la actividad subversiva era una farsa evidente (...) Cuatro meses después de esto, en abril de 1943, Himmler envió a Hitler un informe estadístico abreviado (...) Sabiendo como sabía que en el entorno de Hitler era tabú la mención explícita de la matanza en masa de los judíos, Himmler había presentado el informe en un lenguaje camuflado. Había que mantener la ficción. Himmler ordenó que en la versión abreviada que debía enviarse a Hitler se eliminase la expresión "tratamiento especial" (que era ya un eufemismo de matar). Su estadístico, el doctor Korherr, recibió orden de referirse sólo al "transporte de judíos". Había una alusión a que los judíos estaban siendo "canalizados" a través de campos no identificados. La técnica de camuflaje verbal se utilizaba allí con una finalidad específica (...) Cuando durante la comida del 29 de mayo de 1942 les habló a Goebbels y a los otros invitados de que era preferible "evacuar" a los judíos al África Central, Hitler estaba manteniendo la ficción, que tenía que mantenerse hasta en el "círculo de su corte", de que se estaba reasentando a los judíos y poniéndolos a trabajar en el este (...) Hitler había interiorizado ya su autorización de la matanza de los judíos (...) La preocupación de Hitler por mantener el secreto seguía siendo grande. En ninguna parte hay una indicación explícita, incluso en discusiones con ayudantes o secretarias, de que supiese del exterminio de los judíos. El tema probablemente no se mencionase, si es que se mencionaba, más que en privado a Himmler y en términos generales, y por lo demás se insinuaba oscuramente en comentarios camuflados, cuyo significado estaba perfectamente claro para los que sabían lo que estaba pasando. Himmler adoptó la misma estrategia. ¿Por qué estaba Hitler tan deseoso de mantener la ficción del reasentamiento y ocultaba el "terrible secreto" incluso a los miembros de su círculo íntimo? Una explicación parcial hay que buscarla sin duda en la fuerte tendencia personal de Hitler al secretismo extremo, que convirtió en una forma general de gobernar, tal como se establece en su "Orden básica" de enero de 1940, en la que dice que la información sólo debería ser accesible cuando hubiese "necesidad de saber". El conocimiento del exterminio podía proporcionar al enemigo un regalo propagandístico, e incluso provocar agitación y problemas internos en los territorios ocupados, sobre todo en la Europa occidental. Y por lo que se refiere a la opinión pública del propio Reich, la cúpula dirigente nazi creía que el pueblo alemán no estaba preparado para la enorme crueldad del exterminio de los judíos (...) Himmler aludiría a ello más tarde, hablando para los jefes de las SS, como "una página gloriosa de nuestra historia que nunca se escribirá", Era, evidentemente, un secreto que había que llevarse a la tumba.
IAN KERSHAW, Hitler (1936-1945). Ed. Península, 2001.