martes, mayo 30, 2006

¿REVOLUCIÓN?

Entre las ofensivas de la Modernidad estética, ninguna como la del surrealismo ha puesto acento en la idea de que el interés central de la actualidad tiene que aplicarse a la explicación de la cultura, siempre y cuando, claro está, entendamos por cultura el compendio de mecanismos capaces de crear símbolos y de comportamientos orientados a la creación de productos artísticos. En la campaña de modernización, el surrealismo acata el imperativo de ocupar las dimensiones simbólicas. Su meta, explícita o secreta, no es otra que poner de manifiesto los procesos creativos y aclarar técnicamente en la medida de lo posible cuáles son las fuentes donde éstos hunden sus raíces. De modo burdo, esgrime razones en apoyo del fetiche de la época, la "revolución", el concepto que todo lo legitima. Ahora bien, como ya ocurre en el espacio político (donde, de facto, nunca se ha tratado de dar realmente la "vuelta" a algo en el sentido de una inversión del Arriba y del Abajo, sino de una proliferación de posiciones en la cima y su nueva distribución por los defensores de las capas medias ofensivas. En el terreno real, esta situación no ha tenido lugar sin una parcial transparencia de los mecanismos de poder, esto es, sin una democratización, y, rara vez, sin una fase inicial de abierta violencia procedente desde abajo), la definición de estos procesos es también en el espacio cultural evidentemente errónea: pues en ningún momento de lo que se trataba aquí era de una "revolución" en el sentido preciso de la palabra, sino más bien, y exclusivamente, de una nueva redistribución de la hegemonía simbólica, algo que requería de una cierta manifestación de los comportamientos artísticos, y que tenía como requisito previo una fase caracterizada por los barbarismos y la iconoclasia. En el ámbito cultural, "revolución" es una expresión encubierta de la violencia legítima contra la latencia. Escenifica la ruptura de los nuevos ejecutores, confiados en su actuación, con los holismos y las placenteras comodidades de las situaciones artísticas burguesas.

PETER SLOTERDIJK, Temblores de aire. Ed. Pre-Textos, 2003.